La edición XXIV del Foro Guayana Sustentable, celebrado en la Universidad Católica Andrés Bello, extensión Guayana (UCAB Guayana), sirvió de escenario para evidenciar la persistencia de una brecha de género en las universidades y academias del país, así como para reivindicar el rol de las mujeres en la construcción de Ciudad Guayana.
La abogada y académica Magaly Vásquez, la profesora e investigadora Claudia Arismendi y el padre Alejandro Vera S.J. fueron los ponentes de una jornada que se propuso abordar como tema central el desarrollo sostenible desde la perspectiva de género, en concordancia con el Objetivo de Desarrollo Sostenible Nº 5 de las Naciones Unidas.
El evento, organizado entre el Centro de Estudios Regionales y la Cátedra Libre de Estudios de la Mujer ‘Teresa de la Parra’, exhibió los retos para alcanzar la equidad en la participación de mujeres en el ámbito académico, conocer la historia de Ciudad Guayana a través de sus testimonios y analizar la figura de las mujeres en la biblia como personajes con roles activos en los relatos de este texto.
Desigualdad en aulas: problema social y cultural
La profesora y académica Magaly Vásquez, quien también es la secretaria de la UCAB y jefa de la Cátedra Libre de Estudios de la Mujer, abrió el ciclo de ponencias haciendo un análisis de los factores que promueven las desigualdades en la participación de las mujeres en las universidades y academias nacionales del país y cómo la ausencia de una perspectiva de género dificulta la reducción de estas brechas.
«La perspectiva de género permite cuestionar y transformar las estructuras prácticas que perpetúan las desigualdades de género. A través de este enfoque se pueden identificar y abordar las barreras que enfrentan las mujeres y otros grupos marginados en la educación superior y en la investigación. Además, promueve una comprensión más inclusiva y equitativa de la realidad social», expuso Vásquez.
«No es un problema normativo, sino social y cultural»
Tras exponer el marco legal que existe en el país con relación a las mujeres y la educación, la abogado e investigadora concluyó que la brecha actual «no es un problema normativo, sino social y cultural» y que más bien está asociada a un «techo de cristal», que son «barreras invisibles que impiden que las mujeres y otros grupos marginados alcancen posiciones de liderazgo y poder en diversas áreas», destacó.
Algunos factores que contribuyen a la persistencia de estas barreras son la discriminación (consciente o no) aplicada en «prácticas» de contratación, estereotipos de género, falta de redes de apoyo, la escasez de modelos a seguir y las dificultades que enfrentan las mujeres para conciliar su vida personal y profesional.
Para superar los desafíos que enfrenta la sociedad para alcanzar la equidad de género en la formación académica, Vásquez mencionó que es necesario superar la resistencia cultural y la escasa formación y sensibilización en temas de género.
Asimismo, propuso una educación con perspectiva de género, visibilizar a más referentes femeninos en carreras poco cursadas por mujeres y políticas institucionales que fomenten la igualdad de género.
Mujeres en la biblia
Por su parte, el padre Alejandro Vera S.J. hizo un análisis sobre la figura de la mujer en la Biblia, subrayando que estas desempeñan una variedad de roles de trascendencia en los relatos bíblicos.
Asimismo, recordó que la interpretación de roles femeninos en la Biblia debe considerar el contexto histórico y cultural, predominantemente patriarcal, en el que fueron escritos.
Agregó que el estudio de las mujeres en la Biblia es reciente, pero muy relevante en la actualidad, ya que permite reflexionar sobre temas como la igualdad, la autonomía personal y el papel de la mujer en la sociedad.
«La Biblia, no solo como literatura religiosa, sino también como un documento que nos permite descubrir elementos históricos, nos va a reflejar la complejidad de las relaciones de género en las sociedades antiguas, la importancia de estas búsquedas exhaustivas que nos muestran de alguna forma que la representación de las mujeres en estos textos afecta tanto la teología como la comprensión cultural contemporánea».
El padre también aprovechó para analizar ejemplos concretos de figuras bíblicas femeninas como Eva, Sara y Rebeca, destacando la complejidad de sus roles y la importancia de sus acciones dentro de la narrativa.
Reiteró que el estudio de las mujeres en la Biblia es fundamental para comprender la historia y la cultura de las sociedades antiguas, así como para reflexionar sobre cuestiones teológicas y sociales contemporáneas.
Historia no contada de Guayana
Para finalizar el ciclo de ponencias, la directora General Académica y directora de la Cátedra Libre de Estudios de la Mujer en la UCAB Guayana, Claudia Arismendi, hizo un recorrido por la historia de la fundación de Puerto Ordaz, centrándose en las experiencias y relatos de las mujeres que vivieron este proceso.
Arismendi explicó que la historia del mundo es tradicionalmente masculina y se centra en figuras masculinas o eventos bélicos, por lo que incluir voces femeninas y experiencias cotidianas permite tener una visión más completa y justa del pasado.
A través de historias de vida de mujeres que participaron en los inicios de la ciudad, la profesora e investigadora pudo rescatar el rol activo de las mujeres en la construcción de Ciudad Guayana y concluir que, a pesar de las dificultades y las limitaciones impuestas por una sociedad patriarcal, las mujeres contribuyeron de manera significativa al desarrollo de la ciudad.
También destacó como aspectos relevantes el rol destacado de las mujeres en el desarrollo de la ciudadanía, formación de valores, en la educación y la cultura.
Asimismo, resaltó cómo el liderazgo femenino se ha fortalecido en los últimos años.
Ejemplos de empoderamiento
Nelly Arria, Sheylis Allen, Mariela Mendoza, María Nay Valero y Yanitza Martínez fueron parte del conversatorio Diálogo constructivo como parte activa del desarrollo sostenible de la Región Guayana.
Allí plantearon el papel que han desempeñado desde distintos ámbitos sociales, sus aportes y su impacto en la sociedad.
Desde su experiencia en Buscadores de Libros, Mariela Mendoza, destacó la posibilidad de llegar hasta sectores vulnerables y fomentar la lectura como una herramienta de educación.
Yanitza Martínez, habló como periodista, dueña de medio y defensora de Derechos Humanos, en el que su principal objetivo es «darle voces a los que no tienen voces».
Por su parte, Valero se refirió al proceso de capacitación que pudo hacer en una comunidad ribereña del Orinoco, llamada Las Calderas.
Una experiencia similar es la de Allen con un proyecto que desarrolla en la comunidad de Brisas del Sur, en San Félix, llamado la Academia para la Mujer Empresaria.
«Hicimos un diagnóstico en esta comunidad porque nos dimos cuenta que era una comunidad donde había muchas mujeres que no tenían acceso a la universidad, que no tienen acceso a oportunidades y que realmente en su día a día era nazco, crezco, me reproduzco y me muero. Entonces iniciamos una academia en la que llevamos ocho meses, con un programa formativo que abarca oratoria, empoderamiento femenino, derechos sexuales y prevención de violencia de género, emprendimiento y todo lo relacionado con el desarrollo individual de la mujer», destacó.
Nelly Arria habló del proyecto que llevan desde la Cámara de Comercio en Caroní, el cual desarrollan desde 2019. Se trata de Mujeres que destacan, evento que permite reconocer el trabajo de la mujer guayanesa en distintos ámbitos.
Retos
Este trabajo conlleva una serie de desafíos que han enfrentado como mujeres.
Por ejemplo, para Mariela Mendoza, el trabajar con comunidades vulnerables le enseñó a trabajar en la empatía para conectar con estos sectores, además de impactar en ellos y ser un agente de cambio que les brinde la oportunidad de soñar con un crecimiento profesional y romper estereotipos de la sociedad donde crecieron.
«Es hablar con la gente, y para hablar con la gente necesitamos formación necesitamos educar», dijo Mendoza.
Mientras que para Martínez, el reto se ha centrado en ejercer el periodismo y la política en el contexto actual del país, sumado al ejercer la política en una «sociedad que ha sido machista, patriarcal. Creo que la mujer está rompiendo sus esquemas y ha asumido esos desafíos y ha quedado demostrado en la representación que tenemos acá en Guayana. Esos retos también llevan a otras mujeres a superar estos obstáculos».
«Yo creo que el mayor desafío es no permitir que la gente te diga que no se puede hacer», planteó Arria.
En su mayoría coincidieron en la importancia de hacer entender a su entorno su persistencia por el trabajo social y el cambio que quieren generar, frente a matrices de opinión que apuntan a la negatividad en medio de contextos de migración, crisis económica, social y pérdida de valores.
Incluso, desde sus trincheras han podido demostrar que hay excepciones a estereotipos fijados por la sociedad, como el afirmar que «ningún joven quiere estudiar» o que «todos quieren trabajar en la minería o ser pran».
Políticas para el desarrollo
Desde su experiencia, los retos incluyen mayores estrategias y políticas para fomentar la participación de la mujer en el desarrollo de Guayana.
En ese sentido, proponen que desde otras instituciones se desarrollen más programas de formación en las comunidades.
«Es cómo nosotros inspiramos, cómo contribuimos en esa juventud para prepararlos a través de estos programas de formación. Creo que hay mucho por hacer con nuestra juventud, es un reto y es un trabajo de todos, tanto de los hombres como de las mujeres. También hay una realidad y es que Venezuela necesita retomar la institucionalidad. Desde nuestras organizaciones estamos ayudando a un grupo de personas, pero tenemos que hacer eso masivo», planteó Mendoza.
A ello, suman la necesidad de empoderar a las comunidades y que desde allí se generen acciones que contribuyan a ese desarrollo.
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