Houston, Estados Unidos. Una nueva historia de superación y espíritu de lucha protagonizaron los Nacionales de Washington, el equipo campeón de la Serie Mundial del béisbol de las Grandes Ligas, que el pasado mes de mayo estaba al borde del desahucio deportivo y la pasada noche logró el primer gran título en los 51 años de su historia.

El tercera base hispano Anthony Rendón y el bateador designado Howie Kendrick y Rendón pegaron sendos cuadrangulares en el séptimo episodio los Nacionales remontaron una desventaja de dos carreras y vencieron por 6-2 a los Astros de Houston en el decisivo séptimo partido de la serie que ganaron por 4-3.

«Es un grupo de chicos resistentes e implacables», afirmó Martínez al concluir el partido en el Minute Maid Park de Houston. «Ha peleado todo el año».

Antes el abridor derecho Max Scherzer mostró una notable recuperación tras recibir inyecciones de analgésicos que le ayudaron a estar en el montículo con los Nacionales y ser también factor ganador.

De una Serie Mundial que fue la primera en la que el equipo visitante ganó cada uno de los siete partidos que se disputaron, algo inédito en la historia de las Grandes Ligas y de los principales deportes profesionales de Estados Unidos.

Además de establecer otro hecho sin precedente de remontar para ganar cinco juegos de vida o muerte en esta postemporada, mientras que los Nacionales se convertían en el séptimo equipo que comodín lograba el título del «Clásico de Otoño».

«¡Qué historia!», exclamó Ryan Zimmermann, el primer seleccionado por los Nacionales durante el sorteo del 2005. «Espero que D.C. esté listo para que lleguemos a casa».

Los abridores Stephen Strasburg, Patrick Corbin y los Nacionales llevaron a la capital estadounidense su primer cetro de la Serie Mundial desde que Walter Johnson consiguió la corona con los Senadores en 1924.

La franquicia de los Nacionales se fundó como los Expos de Montréal en 1969, cuando las Grandes Ligas se expandieron al norte de la frontera. El equipo con gorras tricolores jugaba entonces en el Jarry Park.

En 2005, se mudó a la capital estadounidense, que había carecido de equipo en las mayores durante más de tres décadas, luego que los Senadores desaparecieron por segunda vez para transformarse en los Vigilantes de Texas.

Después de 14 años de presencia en la capital del país, los nacionales completaron un recorrido ganador que pocos pensaban podía darse.

Sobre todo después que al comienzo de temporada habían perdido como agente libre a su gran estrella, el jardinero Bryce Harper, y enfrentaban serias dudas con el bullpen. Comenzaron la campaña con una marca perdedora de 19-31.

Entonces los directivos comenzaron a considerar la posibilidad de despedir a Martínez e iniciar la reconstrucción de la plantilla de cara a la temporada del 2020.

Le dieron un margen de confianza a Martínez y ahora ya es el segundo piloto boricua que gana el título de la Serie Mundial y el artífice del lema que acuñaron los Nacionales y que pusieron en sus camisetas: «Sigue en la pelea».

Algo que cumplieron al máximo durante meses y que les permitió al final tener la recompensa de lograr la mejor marca para ser el primer comodín de la Liga Nacional, que les permitió luego conseguir el pase a la Serie Divisional tras ganar a los Cerveceros de Milwaukee.

Su última demostración la dieron en el duelo decisivo ante los Astros que llegaron a la séptima entrada con la ventaja de 2-0, pero luego vieron como los Nacionales se aferraron más que nunca a su lema y le dieron la vuelta al partido ante la frustración de los 43.326 espectadores que llenaron el Minute Maid Park de Houston.

Mientras que los Astros, que habían sido el equipo con más triunfos durante la temporada regular, nada menos que 107, no fueron capaces de aprovechar las oportunidades que tuvieron de coronarse campeones por segunda vez en cuatro años, tal vez porque les faltó el lema de «Sigue en la pelea», especialmente en los momentos decisivos de la serie.

 EFE

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