“En aquel tiempo Jesús salió de casa y fue a sentarse a orillas del lago. Pero la gente vino a él en tal cantidad, que subió a una barca y se sentó en ella, mientras toda la gente se quedó en la orilla. Jesús les habló de muchas cosas, usando comparaciones o parábolas. Les decía: «El sembrador salió a sembrar. Y mientras sembraba, unos granos cayeron a lo largo del camino: vinieron las aves y se los comieron. Otros cayeron en terreno pedregoso, con muy poca tierra, y brotaron enseguida, pues no había profundidad. Pero apenas salió el sol, los quemó y, por falta de raíces, se secaron. Otros cayeron en medio de cardos: éstos crecieron y los ahogaron. Otros granos, finalmente, cayeron en buena tierra y produjeron cosecha, unos el ciento, otros el sesenta y otros el treinta por uno. El que tenga oídos, que escuche.»
“Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana, Venezuela
La Iglesia universal celebra hoy la Fiesta, entre otros santos, en honor a los Santos Joaquín y Ana, padres de la Virgen María. Madre de Dios, cuyos nombres se conservaron gracias a la tradición de los cristianos. Y son nada más y nada menos que los abuelos de Nuestro Señor JESUCRISTO, por lo que hoy puede considerarse el día de los abuelos.
En la liturgia del día meditamos los textos: Ex 16,1-5.9-15; Sal 77 y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, según San Mateo, capítulo 13, del verso 1 al verso 9. donde se hace una introducción describiendo las acciones previas, de JESÚS, antes de relatar una serie de parábolas dichas por Él, para describir el Reino de los Cielos. Es una introducción que nos ubica plenamente en lo que viene después. JESÚS sale de la “casa”, ambiente de convivencia con los discípulos, y se sienta a la orilla del mar, lugar donde se reúne la multitud. Él, les habla en parábolas, con imágenes de la vida cotidiana, accesible a todos, a fin de que puedan comprendan Su Mensaje. E inicia su discurso con la parábola del Sembrador.
En esta parábola, JESÚS es el sembrador, que, con la Semilla, que es el símil con la que relaciona Su Palabra, hace un llamado Amoroso a la humanidad, para que se comprometa en la construcción del Reino de DIOS. La diversidad está en los diferentes tipos de terrenos, esto es, en las personas y la disponibilidad con que reciben la palabra de JESÚS. Unos escuchamos la Palabra, pero viene el demonio de la ideología del poder, con su propaganda, y, con sus mentiras e ilusiones, y nos roba la Palabra. Otros escuchamos la Palabra y hasta nos alegramos, pero somos inestables, y no como no tenemos confianza en nosotros mismos, frente a cualquier dificultad, abandonamos la Palabra.
Habremos otros, que escucharemos la Palabra, pero, preocupados por acumular riquezas y otras ambiciones de este mundo, sofocamos la Palabra y no damos frutos. Finalmente, están aquellos que reciben la Palabra como semilla en tierra buena y dan frutos abundantes. Estos, acogiendo la Palabra con interés y cariño, la ponen en práctica, y con sus acciones elaboran un nuevo tejido social con hilos de Amor y de Misericordia, del Compartir Fraterno y de la Solidaridad, Construyendo la “Civilización del Amor”, en los distintos espacios donde se desenvuelven.
Al confrontarnos con el texto vemos que, aceptar la Palabra de DIOS, y hacer de Ella un fruto abundante en Bondad y Servicio, es un reto que tiene la comunidad cristiana de ayer, de hoy y de siempre. Y qué, dejar que el Sembrador ponga en nuestros corazones la Semilla de Su Palabra es el comienzo de una vida cristiana más comprometida con la construcción del Reino de DIOS.
Lamentablemente, a la Palabra de DIOS, se le ponen muchas trabas y obstáculos, que deben ser superados por los que nos consideramos discípulos de JESÚS, Por lo que hay que, prestar mucha atención a la sentencia final de este texto: “el que tenga oídos que escuche” (Mt 13,9), ya que indica una señal de tomar partidos por lo que mejor nos parezca. De allí que hoy sea el día para entender que nuestra misión central, es la de abonar nuestros corazones y la de todas las personas con las que nos encontremos, para aceptar la Palabra de DIOS y de esta manera transformar la aridez de este mundo en tierra fértil para el AMOR, la Paz y la Justicia.
Señor JESÚS, Tu Palabra es esa Semilla que Tú siembras en nuestros corazones, la cual lucha afanosamente por germinar y echar raíces, ayúdanos a ser tierra fértil, para no matar la semilla y podamos dar frutos en abundancia.
Amén
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