Ciudad Guayana.-Cada 11 de agosto se cumple un año más de aquella hazaña que protagonizó Wilson Álvarez en la temporada 1991 de las Grandes Ligas. Cuando jugaba con Medias Blancas de Chicago, el lanzador zuliano se consagró como el primer venezolano en disparar un no hit no run en la Gran Carpa.
Álvarez, quien contaba con 21 años de edad para ese momento, condujo el triunfo por 7-0 de Medias Blancas de Chicago sobre Orioles de Baltimore, en un juego dominical correspondiente a la Liga Americana. Luego de concretar el no hit no run, se ganó el apodo de El Intocable.
El serpentinero zurdo aprovechó su segunda apertura en las Grandes Ligas para demostrar su constancia y dominio ante los 40.455 fanáticos que asistieron al extinto Memorial Stadium. Pese a que presentó inconvenientes en los dos últimos innings, completó el juego sin hits ni carreras.
Durante los 9.0 episodios de labor, Álvarez ponchó a siete de los 32 bateadores que enfrentó. Al venezolano le conectaron 20 batazos, que se distribuyeron en tres rollings, cuatro líneas y 13 flies. De los 128 envíos que empleó —75 de ellos fueron strikes— solo otorgó cinco bases por bola.
Una hazaña épica y emotiva
El no hit no run de Wilson Álvarez es conocido como un regalo de Dios. El joven abridor cumplió con esta hazaña, exactamente, un año después de haber perdido a su primer hijo, quien falleció a causa de una infección pulmonar a los cinco días de haber nacido.
Cuando le sacó el out 27 al inicialista estadounidense Randy Milligan, El Intocable miró al cielo y le dio gracias a Dios por lo que había logrado. Seguidamente, el receptor Ron Karkovice y el resto de sus compañeros de Chicago lo abrazaron.
De esta forma, Álvarez superó en el duelo monticular al norteamericano Dave Johnson, y se convirtió en el lanzador número 15 de los patiblancos —primer zurdo en la historia de la franquicia— en recetar un juego sin hits ni carreras.
Además, de acuerdo con National Pastime, es el pelotero con la segunda menor cantidad de aperturas (dos) para conseguir un no hit no run en las Grandes Ligas. En 1953, Bobo Holloman solo requirió una apertura para completar un no hitter, en su año debut con los Browns de San Luis.
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