Ciudad Guayana. Los boxeadores son deportistas difíciles de tratar. Para subirse a un ring generan un nivel de autoconfianza y una seguridad a prueba de balas. Ellos siempre pueden ganar, siempre hay una excusa en la derrota, no hay un reto imposible.
Es por eso que muchos boxeadores no se retiran en la cima. Siempre creen que sus puños tienen una pelea más, siempre hay algo más que dar.
Si Muhammad Ali se hubiese retirado el 15 de septiembre de 1978, tras ganar la revancha a Leon Spinks y recuperar por tercera vez el título mundial de los pesos pesados, su legado hubiera sido más impecable aún.
Pero un púgil nunca resiste la tentación de su orgullo. Por eso, dos años después Ali volvía a los rings para sufrir una humillante derrota contra Larry Holmes y, a pesar de ello, a los 39 años y 328 días, todavía habría una última pelea, celebrada el 11 de diciembre de 1981, contra Trevor Berbick.
Él nacido en Louisville desmintió que su regreso tuviera que ver con problemas económicos o para revivir los viejos días de gloria, pues lo único que deseaba era un cuarto título mundial.
Sin embargo, el combate no se realizaría en los Estados Unidos, donde no recibió el apoyo necesario para llevarlo a cabo, debido a que las comisiones estatales de boxeo no deseaban responsabilizarse de cualquier consecuencia generada por el mal estado físico del excampeón.
El sitio elegido fue Nasáu, Bahamas, y para despejar las dudas sobre su dificultad al hablar, que para algunos era síntoma de daño cerebral, se realizó un examen médico en el que se estableció que gozaba de buena salud.
Ya en el día de la lucha todo fue un caos. Todavía se estaban reuniendo los asientos en la arena, había que llevar guantes desde Miami y Berbick amenazó con retirarse por temor a que no le pagaran. Pero el show continuó.
En el combate, Ali empezó demostrando agilidad, pero desde el tercer asalto el cansancio se dejó notar. Aunque la quinta y sexta ronda parecían a su favor, la fortaleza de los golpes no hacía gran cosa en el joven Berbick.
En los últimos tres asaltos de los diez pactados, su ímpetu comenzó a decaer, mientras que el de su rival iba en alza. Finalizado el encuentro, las tarjetas fueron a favor de Trevor: dos de ellas mostraban 99-94, y una 97-94.
Tras el final, Berbick se acercó al excampeón y le dijo unas sentidas palabras: «Fuiste mi inspiración desde que era un niño. Voy a ganar el título por ti. Te quiero mucho».
Por su parte, Ali, a pocas semanas de cumplir años, aseveró: «Estaba fuera de ritmo, los reflejos desaparecieron…ahora puedo decir que tengo cuarenta años”. El día siguiente Muhammad Ali anunció su retiro definitivo del boxeo, y expresó que deseaba convertirse en un predicador del islamismo.
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