Ciudad Guayana.-Haciendo gala de su filosofía, justificando su fichaje, ganando títulos y recibiendo el manteo de los suyos; así hizo Mourinho y su equipo el regalo que le faltaba a su presidente Florentino Pérez: la Copa del Rey.

Después de 120 minutos de una tensión increíble, el Real Madrid logró ganar la Copa del Rey 18 años después gracias a un solitario gol de Cristiano Ronaldo en el minuto 13 de la prórroga.

El FC Barcelona en cambio se vio demasiado entorpecido a la hora de materializar en ocasiones su dominio de juego. Por vez primera, Pep Guardiola perdió una final como entrenador blaugrana y es que una muestra de su mal día es que su equipo hizo el primer tiro sobre la puerta de Casillas en el minuto 74.

Los primeros compases del partido fueron de tanteo, de respeto por parte de un equipo hacia el otro, porque la estampa que ofrecía Mestalla era inigualable, digna de una final entre los dos mejores equipos del mundo.

El equipo de Mourinho tenía bien aprendida la lección de su entrenador y por eso cedió con gusto el balón al Barça. El equipo de Guardiola recogía el guante, pero le costaba enlazar jugadas y penetrar en el trivote que comandaba Pepe en el medio.

La primera ocasión de peligro real de la final llegó en el minuto 12 sobre la portería de Pinto. Pasaban los minutos y el Madrid se encontraba cada vez más cómodo. La primera media hora de partido fue la más plácida que recuerdan los aficionados merengues frente al Barça en las últimas tres temporadas, desde que Guardiola era entrenador.

La segunda mitad parecía diferente, algo se notaba y es que Xavi e Iniesta comenzaban a entenderse. En los primeros diez minutos, el equipo culé asustó más al Real Madrid que en toda la primera parte.

Era una nueva partida de ajedrez en la que los decibelios subían y en la que los jugadores principales, Mourinho y Guardiola estaban obligados a mover pieza. Los dos lo sabían y no eran capaces de sentarse en el banquillo. En esos momentos llegó el primer gol del partido de Villa pero Undiano Mallenco invalidó la jugada por fuera de juego.

Los últimos cinco minutos fueron una auténtica agonía, tanto para el madridismo que no lo veía claro como para el barcelonismo porque el gol que sentenciaría a su favor la final no acababa de llegar.

Ya en la prórroga, Cristiano Ronaldo había sido el protagonista de todas las ocasiones merengues y el gol se le resistía. Corría el minuto 13 de la primera parte de la prórroga y Marcelo robó un balón en la salida blaugrana, la abrió a la izquierda para que Di María centrara al primer toque y la figura del crack portugués emergió en el área para batir a Pinto con un cabezazo certero.

En los instantes finales, Piqué se fue arriba y la retaguardia quedó descubierta jugándose el Barça el todo por el todo. Estuvo cerca la sentencia blanca en una jugada individual de Adebayor que sacó Pinto a falta de tres minutos, pero la gloria ya estaba conquistada.

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