Ciudad Guayana.-Desde tempranas horas de la mañana del 28 de abril de 2007, los amantes de la Fórmula 1 se dieron cita a lo largo de la Avenida Francisco de Miranda para presenciar el recorrido de un auto de carreras nunca antes visto en Venezuela.
La demostración de velocidad y potencia del RB1 de Escudería Red Bull Racing en Caracas, congregó aproximadamente 12.000 personas a lo largo del recorrido. El primer rugido se escuchó a las 11:30 de la mañana, a sólo 30 minutos de que el piloto Filipe Albuquerque asombrara a la gran multitud.
Entre medios de comunicación, el equipo de Red Bull y asistentes en general, Albuquerque llegó a la zona de pit, se colocó el casco de la Escudería, picó cauchos e inició la muestra de velocidad proyectada desde la torre KPMG hasta la esquina de Bello Campo de Caracas.
La velocidad alcanzada del auto en la Avenida Francisco de Miranda fue alta, a lo cual complementó el piloto de prueba de Red Bull Racing: «Llegué a los 240 kilómetros por hora y 15.000 revoluciones por segundo. No podía llegar a séptima porque la distancia y el desnivel no lo permitían. Sin embargo, de quinta velocidad pasé a sexta. El auto está en capacidad de dar curvas muy rápidas, para mí la curva de inicio no era una curva como tal, era una recta. La facilidad del auto para girar es muy grande y se agarra muy bien del suelo».
Filipe Albuquerque, que tenía 22 años, campeón para ese momento de Europa en la Fórmula Renault, complació al público venezolano con una segunda muestra, donde realizó dos inolvidables trompos en su camino de regreso justo al lado de los asistentes, Albuquerque explica: «al público siempre le gusta ver los trompos por la velocidad que trae el auto, las altas revoluciones y sobretodo, sentir de cerca un auto de carreras».
Adicionalmente comentó: «los trompos lo tenía en mente, lo hice dos veces porque sé que es algo que ama el público. Hice los trompos en el extremo final del recorrido para que esas personas también pudieran disfrutarlos, regresé al punto de partida mientras el auto se enfriaba un poco y al llegar al pit, volví a hacer dos trompos más».
En cuanto a la idea original de correr el RB1 en una calle que no está diseñada para la F1, Albuquerque mencionó: «el auto saltaba mucho, pero estábamos preparados para esto. En Cartagena el desnivel de la calle era más acentuado, pero sólo en ciertos tramos, en cambio en Caracas el desnivel es continuo. Fue un reto, pero muy interesante. Ahora, la mayor diferencia se notó en el público, en Venezuela solo veía grandes cantidades de personas a largo de la calle. La gente se encontraba en el infinito para mí. ¡Todos son muy simpáticos, si me hubiera tenido que tomar fotos con todos creo que hubiera pasado aquí más de un mes!».
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