Ciudad Guayana.-El 1 junio de 2019 el mundo del fútbol se conmociono. El día arranco con el peculiar cosquilleo que producía, a pesar que los representantes españoles había quedado fuera, la final de la Liga de Campeones, que iban a jugar aquella noche en Madrid el Liverpool y Tottenham.

En el Córdoba CF, la sensación de agotamiento se podía sentir, pues el día anterior, el equipo blanquiverde había disputado su último partido en Segunda División después de doce años en el mapa del fútbol profesional. Ya había descendido algunas semanas antes. Perdió por 2-3 ante Osasuna, vio cómo su excapitán Xisco le marcaba un gol y los pocos aficionados que acudieron a El Arcángel se marcharon a casa cavilando sobre un porvenir doloroso.

Al mediodía del 1 de junio, hace dos años, saltó una noticia que convulsionó al deporte español: José Antonio Reyes fallecía en un accidente de tráfico.

El cordobesismo sintió el golpe por el repentino adiós de uno de los suyos. En apenas unos meses se ganó el respeto, la admiración y un sitio en la historia del club. Llegó, brilló y se fue.

Reyes no había entrado en la convocatoria del Extremadura, al que había llegado unos meses antes, para el partido que tenían al día siguiente en el Carranza, de la penúltima jornada. La azulgrana fue su última camiseta en España, pero su último gol lo celebró luciendo la blanquiverde en El Arcángel. La hinchada cordobesa asistió a la última celebración de un mito.

El Córdoba CF estaba inmerso en la mayor remontada de todos los tiempos en la 18-19. Quedaban cinco partidos y el equipo no había sido capaz de salir de los puestos de descenso desde que arrancó la competición en agosto.

El milagro se avistaba y José Antonio Reyes era una de las principales razones. De hecho, el que fuera jugador del Sevilla FC, Arsenal, Real Madrid y Atlético de Madrid ayudó a la recuperación blanquiverde ejercía como un líder espiritual más allá de su contribución en el césped.

El utrerano solo había jugado un partido completo en doce disputados, pero sus minutos en el campo eran trascendentes. De su talento como pasador se benefició especialmente Sergi Guardiola, embalado en la tabla de goleadores. Todo parecía posible después de ganar seis partidos en una serie de ocho, pero el asunto se enturbió tras una derrota ante un rival directo, la Cultural Leonesa (2-1).

El Córdoba necesitaba a toda costa vencer a la Sociedad Deportiva Huesca, un enemigo íntimo desde aquel playoff del 2007. En el palco mostraban su perfil más potente Jesús León y Luis Oliver. En el banquillo, Sandoval y en el verde, Reyes.

La burbuja explotó pronto en El Arcángel, que vio cómo los azulgranas se colocaban con 0-2 gracias a goles de Gallar y Melero. En la segunda parte, Sergi Guardiola acortó distancias en el 60, pero apenas unos segundos después golpeó Cucho Hernández para el 1-3. Con este resultado llegó una acción determinante: Aguado fue derribado en el área y Pérez Pallas señaló penalti. El ariete jumillano entregó la pelota a Reyes.

El sevillano, tranquilo, la colocó pegada al palo derecho de Remiro, que se lanzó al otro lado. Reyes agarró la pelota y se fue apresurado hacia el centro del campo para seguir la batalla.

Fue su único gol en el Córdoba, el último de su carrera en el fútbol profesional en España. Los blanquiverdes terminaron perdiendo por 2-4 y se colocaron en una situación crítica.

Al Córdoba le faltaban cuatro partidos para cerrar el campeonato. Los ganó todos. Se impuso primero al Rayo en Vallecas (1-2), después doblegó al Almería (2-1), salió agónicamente de la zona de descenso en Reus (1-2) y terminó su magna obra aplastando al Sporting de Gijón (3-0) en El Arcángel. Doce de doce. Reyes fue titular en todos los partidos.

Apenas unas horas después de las fiestas por la permanencia, Reyes anunció que se marchaba a China. Regresó en enero del 2019 a España para enrolarse en el Extremadura, en Segunda.

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