Ciudad Guayana. “El devorador de mexicanos”, le decían. Así de fuerte y contundente fue el apodo que se ganó el filipino Manny Pacquiao a base de puñetazos y de grandes victorias ante pugilistas de ese país, entre los cuales se sumaron uno a uno Marco Antonio Barrera, Erik “Terrible” Morales y Antonio Margarito, todos representantes de primera línea, pero muy especialmente Juan Manuel Márquez, su mayor rival.

En total, fueron cuatro los choques que sostuvieron Pacquiao y Márquez en una serie que quedó en la memoria de los fanáticos del boxeo, los cuales disfrutaron de encuentros con gran nivel, cerrados la mayoría de ellos, lo que puso a ambos en una categoría distinta, siendo más especial la última pelea por como acabó. El 8 de diciembre de 2012, un bombazo de derecha se estrelló en el rostro del asiático y puso al Dinamita entre los libros de historia.

ENCUENTROS PREVIOS

El balance tras los primeros tres enfrentamientos, todos llevados a las tarjetas, favoreció a Pacquiao con un empate y dos triunfos a su favor.

En la primera, Márquez logró resarcirse de sus tres caídas en el primer episodio para que se diera una igualada; en la segunda Pac-Man ganó por decisión dividida en un peleón; y en la tercera el mexicano se vio superior al asiático, pero finalmente los jueces se decantaron por este.

CUARTA Y ÚLTIMA PELEA

Llegó la noche de aquel 8 de diciembre para dar inicio a una batalla donde ninguno se guardó nada, aunque por momentos pareció que los golpes de Manny tenían más fuerza ante un Márquez que en sus pequeñas desconcentraciones fue castigado duro.

No obstante, fue el mexicano el que mandó la primera gran advertencia en el round tres. A falta de un minuto para acabar el asalto, sacó un misil con la diestra que sacudió a Pac-Man y lo llevó a la lona, aunque no fue lo contundente que hubiera deseado, porque la pelea siguió su curso para obsequiarnos sus mejores momentos.

Con su orgullo tocado, Pacquiao presentó su mejor versión en los siguientes tres episodios, en los cuales logró llevar a su oponente a donde quería, a que bajara la guardia y se metiera al intercambio de golpes.

En el quinto asalto, un recto de izquierda del asiático mandaba a la lona a Márquez con una fuerte cortada en la nariz que le hizo sangrar a partir de ahí abundantemente. El filipino volvía a tomar el control de la pelea, pero no por mucho tiempo.

En esa noche “Dinamita” tenía bien trazado su plan y lo que hizo fue insistir en él: buscar el nocaut, el cual logró a unos segundos de que acabara el sexto asalto, después de que Pacquiao bajara la guardia, se fuera de frente y recibiera un derechazo que lo dejó tendido en la lona, para cerrar así una de las rivalidades más grandes en la historia del boxeo mundial.

Posteriormente, los cuidadores de Manny tardaron varios minutos antes que pudiesen recuperarlo mientras que Márquez se subía sobre las cuerdas para celebrar el gran triunfo mientras su rostro mostraba los efectos del gran castigo recibido.

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