Ciudad Guayana.-Un 8 de julio de 2014. Belo Horizonte. Cinco de la tarde. Brasil sale a disputar la semifinal de su Mundial frente a Alemania, con el sueño de llegar a la final en el Maracaná intacto. Neymar lo mira desde su casa: una dura infracción desde atrás del colombiano Camilo Zúñiga en los cuartos de final le había provocado la fractura de una vértebra. La fiesta brasileña en el Mineirao es total, pero termina siendo efímera: la alegría da paso a la tristeza en menos de media hora, cuando el equipo de Joachim Low ya gana 5-0.
Como pocas veces antes, la efectividad jugó un papel preponderante: según Opta, Brasil dominó casi todas las facetas del juego y, desde lo estadístico, Alemania no reflejó semejante superioridad. Los de Scolari remataron muchas más veces al arco -18 a 14-, tuvieron más tiros de esquina -7 a 5-, mayor precisión en los pases (85%), más centros -20 a 6- y hasta menos faltas -11 a 14-.
La gran diferencia fue en la eficacia de unos y otros: los germanos acertaron el 83% de sus tiros, tuvieron un poco más de posesión (52% a 48%), ganaron muchos más duelos mano a mano (71% a 28%) y acertaron más centros (dos de seis contra ninguno).
Alemania fue una aplanadora y marcó cinco goles en 18 minutos en la primera parte. Thomas Müller abrió el marcador a los 11, Miroslav Klose amplió los 23 y luego llegó una ráfaga de tres tantos en 300 segundos: Toni Kroos anotó por duplicado, a los 24 y 26, y Sami Khedira puso el 5-0 que cerró la etapa inicial a los 29. En el complemento, el ingresado André Schürrle amplió la humillación con sus goles a los 69 y 79. La goleada pudo incluso ser mayor, pero finalmente fue el local el que logró el tanto del honor sobre el final del encuentro, a través de Oscar.
El 7-1 se mantiene como la derrota más humillante que sufrió Brasil en su historia, al menos de la modernidad. Para encontrar una caída con consecuencias similares hay que remontarse al Maracanazo de 1950. En lo deportivo, semejante tropezón generó la salida de Luis Felipe Scolari y de casi todo el plantel: de aquellos 23 convocados en 2014, solo repitieron Fernandinho y David Luiz en la Copa América 2015 y únicamente Dani Alves en la Copa América Centenario. Tite, en cambio, les renovó la confianza a seis integrantes de aquella plantilla para Rusia 2018: el capitán Thiago Silva, Marcelo, Fernandinho, Paulinho, Neymar y Willian.
El seleccionador de Brasil tuvo que pedir disculpas al pueblo brasileño después de semejante paliza. «Pido disculpas por el resultado negativo, disculpas porque nosotros no conseguimos llegar a la final», decía Scolari en la conferencia de prensa posterior al encuentro. «El responsable soy yo. Todos los jugadores perdieron, pero yo fui quien los escogí», agregaba. «Nos desorganizamos, entramos en pánico y después las cosas fueron sucediendo muy bien para ellos».
David Luiz, capitán de Brasil ante la notable ausencia de Thiago Silva, abandonó llorando el Mineirao. «Quería ver a mi pueblo sonreír», comentaba muy afectado. Además, dijo que los alemanes «fueron los mejores, se prepararon mejor», y afirmó que fue «un día con mucha tristeza, pero de mucho aprendizaje».
Pese a lo duro de la derrota, el mismísimo Pelé tuvo palabras de aliento para su país. «Siempre dije que el futbol es una caja de sorpresas. Nadie en el mundo esperaba este resultado», escribía en Twitter. «Conseguiremos el sexto título en Rusia. Felicitaciones a Alemania», presagiaba también. El pronóstico de O Rei también falló: en Rusia 2018, la Verdeamarela se despidió en cuartos de final tras caer 2-1 contra Bélgica.
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