Ciudad Guayana. El 30 de abril de 1993, el mundo entero del deporte contuvo la respiración. Monica Seles, número uno de la clasificación femenina de tenis y ganadora hasta entonces de ocho Gran Slams, se enfrentaba a Magdalena Maleeva en los cuartos de final del torneo de Hamburgo. Se imponía 6-4, 4-3 y tenía el partido encarrilado, pero de repente su carrera sufrió un volantazo del que nunca se llegaría a recuperar.
Cuando Seles fue a efectuar uno de los descansos durante el juego, uno de los 7.000 espectadores que estaban en el estadio se le acercó por detrás y le clavó un cuchillo. Su nombre era Günther Parch, era alemán y tenía 38 años. Tal y como confesó más tarde, lo que le motivó a ejecutar esta agresión fue su obsesión por su compatriota Steffi Graf, una de las rivales que más estaba sufriendo el dominio de Seles con la raqueta.
«Durante el descanso, tras un juego, apuré hasta el final porque no había tomado nada de agua y de pronto sentí un dolor horrible en mi espalda… Me giré buscando de dónde venía el dolor y vi a un hombre detrás levantando un cuchillo contra mí», confesó Seles tiempo después.
Las cámaras no pudieron captar el momento del apuñalamiento, pero sí los instantes posteriores de dolor de Seles, quien cayó al suelo entre lágrimas mientras su agresor era capturado a su espalda.
Por suerte, los daños físicos se limitaron a un corte de tres centímetros en la espalda que cicatrizó al cabo de unas semanas. Pero no ocurrió lo mismo con el trastorno psicológico que la agresión le provocó a la jugadora: Seles estuvo apartada de las pistas durante dos años por este motivo.
La tenista serbia había ganado en 1993 el Abierto de Australia y el torneo de Chicago, además de haber disputado la final de París; no fue hasta el Abierto de Montreal de 1995 cuando se la volvió a ver sobre las pistas. Y regresó con una victoria incontestable. Sin embargo, su vuelta al tenis estuvo marcada por las secuelas psicológicas que le provocó aquella agresión.
Tras ganar en Montreal, llegó a la final del Abierto de Estados Unido ese mismo año, donde el destino quiso que se enfrentara a Steffi Graf, contra quien perdió. Aun así, y pese a que solo volvería a ganar un grande, Seles siguió compitiendo a alto nivel en el circuito WTA hasta 2008.
Luego de ese incidente se truncó la carrera de una tenista llamada a ser una de las más grandes de la historia. Un cuchillo terminó con el reinado de una joven de 19 años que se había prolongado 178 semanas. Tres años después de haber ganado Roland Garros con tan solo 16 años, Günther Parch se cruzó en el camino de Seles y ni su carrera ni ella misma volvieron a ser igual.
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