San Juan.-La legendaria actriz puertorriqueña Rita Moreno, quien presentó en San Juan su documental «Rita Moreno: Just a Girl Who Decided to Go for It», aseguró en entrevista con Efe que el teatro salvó su vida, cuando luego de ganar el Oscar en 1961 mermaron las oportunidades en el cine.
«El teatro siempre me salvó la vida», admitió Moreno, de 89 años, previo a la presentación del documental en el centenario Teatro Alejandro Tapia y Rivera del Viejo San Juan.
«Las producciones de teatro siempre me salvaron la vida, porque había espacio para mí como actriz, y también para bailar y cantar», señaló la también ganadora de premios Grammy, Emmy y Tonys.
EL GANAR EL OSCAR NO LE BRINDÓ OPORTUNIDADES
Según dijo, tras ganar su único Oscar como Mejor Actriz de Reparto por su papel de Anita en el filme adaptado del teatro «West Side Story», «no habían papeles para latinos en las películas».
«Eso me rompió el corazón, porque no encontraba trabajo», abundó Rosa Dolores Alverio, nombre de pila de esta octogenaria nacida en Humacao, municipio en la costa este de Puerto Rico.
«Después, me ofrecían un poco más, pero en un plano más pequeño», agregó la legendaria actriz, que llegó hoy a isla acompañada de su nieto Justin, de 22 años, quien visita el territorio caribeño por primera vez.
ACEPTÓ EL PAPEL DE ANITA POR TENER PERSONALIDAD
Moreno rememoró que tras ser escogida para el papel de Anita en «West Side Story» el personaje le interesaba, porque, dijo, «tenía cierta dignidad y personalidad».
«Me encantó y estaba tan emocionada. En ese entonces, con ese papel tan grande, era obvio que iba a tener un gran éxito. Fue un delirio», abundó.
Pero, desgraciadamente no fue así.
EN LONDRES RETOMÓ SU CARRERA TEATRAL
Tras los rechazos para obtener otro papel importante en otra gran película, Moreno decidió irse a Londres, donde continuó su carrera en el teatro.
Moreno se moldeó como una potencial artista a sus 4 años, cuando escuchaba música por un fonógrafo y bailaba junto a su abuelo en Juncos, municipio cercano a su natal de Humacao, según relató.
«Me interesó ser artista porque empecé mi vida bailando. Para mí bailar era lo más natural del mundo. Y como yo era bonita, sabía que iba a tener mucha atención de la gente. El querer la atención del público es muy necesario para los artistas», admitió.
Un año más tarde, debido al divorcio de sus padres, se trasladó con su madre a Nueva York, donde acudió a una escuela de baile y se pulió bailando y luego cantando.
«¿Qué puertorriqueña no sabe bailar, cantar y ‘rumbear’?», cuestionó.
Y tan efectiva fue su labor que una década más tarde debutaba en Broadway.
Llegada la década de 1950, Moreno debutó en el cine haciendo doblaje al español de varias cintas anglosajonas.
Con suerte, en 1950 debutó como actriz en la película «So Young, So Bad», el cual hizo que los estudios Metro-Goldwyn-Mayer la contrataran.
Para aquel tiempo, según rememoró la actriz, aún usaba su apellido biológico -Alverio-, pero los directivos de los estudios le dijeron que se escuchaba «demasiado italiano», por lo que le recomendaron usar Moreno, que casualmente era el apellido de su padrastro.
APARECE EN EL RELANZAMIENTO DE «WEST SIDE STORY»
Años más tarde fue que le llegó la oportunidad de actuar en «West Side Story», de la que el 11 de diciembre próximo se relanzará una nueva versión dirigida por Steven Spielberg y en la que la actriz boricua hará el papel de Valentina.
La película original ha sido criticada por el trato que le da a los puertorriqueños residentes en Nueva York.
No obstante, para esta nueva versión, según aseguró Moreno, «ha cambiado completamente».
Ese cambio surgió después de que Spielberg y el guionista Tony Kushner visitaron a Puerto Rico y organizaron un panel con un grupo de críticos, actores y productores sobre qué no les gustó de la pieza original.
«Para Spielberg y Kushner eso fue lo más importante, el no volver a cometer esos mismos errores», dijo Moreno, emocionada de regresar a la isla para presentar su documental.
«Esto va a ser algo muy especial. Voy a hablarle un poco al público y recordarles que siempre, más que nada, soy boricua. Eso nunca se me olvida y eso nunca se me va de mi alma», afirmó.
El largometraje muestra a la actriz hablando con franqueza sobre los obstáculos que enfrentó en su camino hacia el estrellato, su infelicidad durante el largo matrimonio con Leonard Gordon o los abusos sexuales que sufrió por parte de grandes productores de Hollywood y su relación turbulenta con Marlon Brando (1924-2004).
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