Ciudad Guayana. Se cumplen dos años del día en el que el fútbol se estremeció con la inesperada muerte de Emiliano Sala. La avioneta privada que el futbolista tomó en Francia con dirección al Reino Unido tras oficializarse su fichaje por el Cardiff City, se precipitó y con eso se llevó por delante la vida de los dos únicos tripulantes.

El argentino, que viajó de Cardiff a Nantes para despedirse de sus compañeros tras confirmarse su traspaso, emprendió la noche del 21 de enero de 2019 el viaje de vuelta a las islas británicas para afrontar un nuevo reto en su carrera como jugador.

Pese a que la alarma de la desaparición de la nave fue inmediata y las autoridades francesas e inglesas mantenían la esperanza de que hubiesen aterrizado en algún lugar, la realidad cayó como un jarro de agua fría cuando un día después se encontraron los primeros restos de la avioneta en una playa de normanda.

Tras un despliegue de varios vehículos marítimos durante varios días para el rastreo exacto del accidente, el 3 de febrero, un equipo de rescate privado finalmente localizó la aeronave en el fondo de las frías aguas del océano atlántico y el 7 se recuperó el cuerpo sin vida del joven ariete. El del piloto David Ibbotson, no apareció nunca.

El trágico siniestro golpeó severamente a la familia de Sala, y es que el padre del fallecido, Horacio, murió el 26 de abril del mismo año tras sufrir un infarto en su domicilio. “Nunca pudo superar la muerte de Emiliano”, apuntó el medio que anunció el deceso del padre.

Las primeras investigaciones sobre el accidente aéreo apuntaron a que el clima pudo ser la causante del suceso, dado que las condiciones eran desfavorables con poca visibilidad, viento y lluvia.

No obstante, tras recuperar el cuerpo de Sala, se reveló en la autopsia que se hallaron grandes cantidades de monóxido de carbono en la sangre del futbolista que pudo haber causado una convulsión, pérdida del conocimiento o incluso un ataque al corazón.

El fallecimiento de Sala terminó en una disputa legal entre Cardiff y Nantes. La firma del contrato del jugador se realizó el 19 de enero y el club francés reclamó el pago de la primera cuota de 6 millones de euros.

Cardiff se oponía por el hecho de explicar que el fichaje nunca se había realizado y que Nantes tenía responsabilidad en el vuelo del delantero. Más adelante, la Comisión del Estatuto del Jugador de la FIFA ordenó al club galés cumplir con la obligación de pagar la primera cuota del fichaje, con la amenaza de no poder sumar jugadores por 18 meses en el mercado de pases.

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