Los Ángeles.-El verano de 1969 tiene un lugar preferente en la historia de la música gracias a Woodstock, pero lo que muy pocos saben es que ese mismo año Nueva York fue sede de otro festival que celebró durante seis semanas la cultura afroamericana ante más de 300.000 personas.
El documental «Summer Of Soul», que se estrena esta semana, recupera grabaciones inéditas de los conciertos de artistas como Stevie Wonder, Nina Simone y B.B. King, que permanecieron ocultas en un sótano durante casi 50 años porque ninguna televisión quiso comprarlas.
«Tan lejos como podía ver, solo había gente negra. Era la primera vez que veía a tantos como nosotros. Era increíble. Familias, madres, niños…», recuerda Musa Jackson en el filme.
Jackson acudió al Harlem Cultural Festival cuando era un niño. Cincuenta años después, su recuerdo sirve de arranque para la cinta que pretende que esta celebración no caiga en el olvido.
El músico Questlove (referente de The Roots) debuta como cineasta al repasar las 40 horas de grabación del evento bajo el lema «cuando la revolución no pudo ser televisada», que combina con entrevistas que recuerdan la importancia de una fiesta que se organizó tan solo un año después del asesinato de Martin Luther King Jr.
«El hecho de que el metraje se mantuviera oculto al público es una muestra de que existe la historia revisionista. Y quiero asegurarme de que durante mi vida no suceda ese borrado de la cultura negra. La película fue una oportunidad para apoyar esa causa», explicó Questlove en un encuentro con Efe.
En «Summer of Soul», se puede ver a un joven Stevie Wonder que con 19 años ya hipnotizaba al público con un solo de batería o escuchar el himno «Aquarius/Let the Sunshine In» en perfecta sincronía con el público gracias a las armonías de The 5th Dimension.
También se entiende mejor el significado de la canción «To Be Young, Gifted and Black», cuando Nina Simone la interpreta con delicadeza y rabia ante la mirada atenta de una «marea negra», como describen muchos de sus asistentes.
Questlove ha combinado las actuaciones musicales con imágenes de archivo y testimonios que ponen el festival en contexto con el clima racial de finales de los años 60. «Summer of Soul» demuestra la estrecha unión entre música y política, especialmente importante para una comunidad que acababa de librar una decisiva batalla por la conquista de los Derechos Civiles.
Como pieza musical está cargada de política. Como documental histórico tiene una banda sonora impecable. Sea lo que sea, la cinta fue recibida con elogios en el Festival de Sundance y ha vuelto a demostrar el gran problema que tiene Estados Unidos con las partes que ilumina y ensombrece de su historia.
«Nadie ha oído hablar del Festival Cultural de Harlem -asegura uno de los asistentes-. Nadie lo creería».
Muchos de los testigos del acontecimiento siguen mostrándose incrédulos cuando vuelven a ver las imágenes de una manifestación del «Black Power» sin conflictos de por medio. La película sugiere que las autoridades de Nueva York permitieron la celebración del festival, durante 6 domingos seguidos, para evitar protestas violentas en el aniversario de la muerte de Martin Luther King.
Sin embargo, y a diferencia de Woodstock, la Policía no garantizó la seguridad de los asistentes y artistas, que corrió a cargo de los «Panteras Negras» (Black Panthers»), organizados con uniformes y camuflados como ciudadanos de incógnito.
«Summer of Soul» añade más épica al año 1969 en EE.UU., el de Woodstock, el de la llegada del hombre a la luna y, ahora también, el del primer gran festival que festejó, en paz y en libertad, la cultura negra.
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