Mis queridos lectores, vamos a tratar de realizar un ejercicio, para ver si recuerdan algunos crímenes que sucedieron en nuestra ciudad en los años 70s, 80s, 90s, fueron varios y algunos de esos muy sentidos y recordados, como fue el caso de Melchor Rosas, que nunca se supo y nunca apareció su cuerpo, el caso de Luis Rosales, el de Said Sivira. Luis Castillo y otros más.

Pero también voy a recordar en esos años tan felices y alegres, nos visitaron variedad de orquestas de baile, artistas de cine y televisión, cantantes y artistas  de cine de fama internacional.

El Hotel Intercontinental Guayana llegó a traer a Los Platers, Claudia de Colombia, Eliana Pittman, Armando Manzanero, Marco Antonio Muñiz, la orquesta Aragón, Johnny Albino, Rudy Márquez, el Club Caronoco, trajo al Sexteto de Joe Cuba, el Club Náutico constantemente traía a la Billo´s Caracas Boys, Los Melódicos, Orlando y su Combo, en época de diciembre varios grupos de gaitas y así sucesivamente.

Sitios campestres ideales

Pero había otras alternativas, en sitios campestres ubicados en nuestras carreteras se llegaron a presentar Los Blanco, Los Máster, Oscar De León con la Dimensión Latina, Súper Combo los Tropicales,  Trino Mora, mientras el recordado radiodifusor José Luis Pastrano, invitaba y traía desde Caracas a artistas de renombre, para otorgarles el “Canaima de Oro” premio inventado y otorgado por él, a través de la emisora Canaima.

Estos sitios campestres a los cuales me refiero, eran lugares excelentes para pasar un día familiar comiendo las conocidas y sabrosas cachapas, una sopa levantamuertos o una parrillada, la competencia era masiva, pero en la carretera vieja, vía Upata se destacaba un espacio muy agradable que originalmente se llamaba Centro Campestre Maracay, luego fue cambiado por Maraguaca, (Maracay, Guayana, Caracas) era propiedad de un empresario emprendedor oriundo del estado Aragua, Maracay, señor muy serio llamado Manuel Álvarez.

Personalmente el atendía el negocio junto a su esposa y un grupo de empleados, mesoneros, cocineros, todos ellos bien pagados con la atención que de igual manera ofrecieran buen servicio a la clientela, entre estos empleados existió un mesonero de mucha confianza, al que llamaban “el chino”

Alguien no se sabe quién, pero sí nos imaginamos de mala fe, le fue con “el chisme” al señor Álvarez, a comentarle que su esposa le estaba siendo infiel con uno de los mesoneros, el cual era el “chino”. Lógicamente los celos atacan profundamente los sentimientos, consulta con un abogado de nuestra zona de apellido Fermín y este le recomienda:    ¡!!MATALO, YO ME ENCARGO DE TU DEFENSA!!! Pero este mal consejo no fue debidamente explicado ya que un día domingo, en horas de la mañana, el chino luego de visitar una hermana en Villa Brasil (costumbre  la cual siempre cumplía) se despide, se retira y se para a esperar el transporte en la acera frente a los bloques, no se imagina que el señor Álvarez venía conduciendo su camioneta, a la cual le imprimió velocidad, chocando con el cuerpo del indefenso chino, no obstante, se bajó, desenfundó una pistola rematándolo; esto fue un escándalo en Villa Brasil y todo Puerto Ordaz.

El señor Álvarez va preso, las leyes le aplican, alevosía, ventaja, premeditación y unas cosas más, se supo que el abogado le dijo que esa no era la manera como le había indicado, para él, deshacerse de responsabilidad.

Con el tiempo el señor Álvarez murió mientras pagaba condena, al abogado lo atacó un infarto el cual no pudo superar muriendo de inmediato, y se comentó muchas veces que la viuda mantenía el negocio con un “compañero” que era guardia nacional, todo eso quedó en el olvido y el espacio aún permanece como depósito de muchos materiales, de construcción, vehículos en mal estado y alguna otras cosas.

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