La estadounidense Coco Gauff, que este sábado conquistó su primer ‘grande’ al ganar el Abierto de Estados Unidos con solo 19 años, tuvo un mensaje muy contundente para aquellos que dudaron de si alguna vez alcanzaría la élite tras ser considerada la gran promesa del tenis femenino.
«Honestamente, gracias a la gente que no creyó en mí», dijo en la pista nada más vencer en la final a la bielorrusa Aryna Sabalenka.
«Hace un mes gané un WTA 500 (Washington) y hubo gente que dijo que ahí pararía. Hace dos semanas gané un Masters 1.000 (Cincinnati) y hubo gente que dijo que eso era lo máximo que ganaría. Tres semanas después, estoy aquí con este trofeo (…) a todos los que creyeron que estaban echándole agua a mi fuego, en realidad estaban echándole gasolina y ahora estoy ardiendo de forma muy brillante», aseguró.
Gauff, llamada a ser la heredera de las hermanas Williams, venció a Sabalenka, que la semana próxima será la nueva número uno de la WTA, por 2-6, 6-3 y 6-2 en dos horas y seis minutos.
En medio de un ambiente de absoluta euforia en el Arthur Ashe Stadium de Nueva York, la joven estadounidense reconoció que este triunfo le quitó la espina clavada de la final de Roland Garros que perdió en 2022 contra la polaca Iga Swiatek en su primer partido por un título de un ‘grande’.
No obstante, Gauff defendió que Dios colocó problemas y «turbulencias» en su camino que ahora hacen que este triunfo en Flushing Meadows sea aún «más dulce».
Además, la tenista afroamericana originaria de Florida dio las gracias a sus entrenadores (el español Pere Riba y el estadounidense Brad Gilbert) y tuvo unas palabras de especial cariño para su familia.
«Hoy es el primer día que veo a mi padre llorar, pero él no quiere que se los diga…», bromeó.
«Gracias, creyeron en mí desde el principio. Venía a este torneo (desde niña) y me sentaba ahí para ver a Venus y Serena (Williams) competir. Así que es increíble estar ahora en este escenario», agregó.
También dedicó elogios a su rival, una Sabalenka que definió como una «increíble» jugadora y de la que aseguró que se merece estar en el número uno de la WTA.
Antes de alzar el trofeo, Gauff dejó otras dos anécdotas.
Primero contó que su hermano no le había contestado una llamada por teléfono tras haber ganado la final y después, cuando recogió su cheque de tres millones de dólares como campeona, le dio las gracias a la legendaria Billie Jean King, presente en la ceremonia y que luchó hace 50 años para que los premios de mujeres y hombres en el Abierto de EE.UU. fueran iguales.
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