“En aquel tiempo, dijo Jesús: «En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A este le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas caminan delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz: a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños». Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: «En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante».
Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana. Venezuela
La Iglesia Universal celebra hoy el Cuarto Domingo de Pascua, en este caminar de la Vía Lucis, en la espera de nuestro anhelado Pentecostés.
En la liturgia del día meditamos los textos: Hch 2,14.36-41; Sal 22; 1Pe 2,20-25 y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, Según San Juan capítulo 10, del verso 1 al verso 10, en el que, JESÚS, antes de presentarse a sí mismo como «Buen Pastor». Hace una introducción para diferenciar al “Pastor” y al ladrón. Él hace notar a sus discípulos, a los cuales identifica como Su rebaño, que el redil tiene una puerta y que solo quien es capaz de descubrirla y de pasar por ella tiene acceso a la Vida. Dicha Puerta es Él mismo ofrecido de una vez para siempre por DIOS Padre a la humanidad. Y es por eso que no se puede entrar a la casa del Padre si no es por el umbral del Hijo; no se puede salir a los Pastos de Dios si no es por la Divina Humanidad de Cristo.
Al confrontarnos con el texto y ver esta imagen con las que se nos presenta nuestro Señor, de ser la Puerta de acogida y libertad en la que nosotros, que somos sus ovejas, podemos entrar y salir sin temor a perdernos porque allí está el Pastor cuidándonos. Y es que, la Voz del Pastor es inconfundible porque Su Amor es personalizado, por eso llama a cada oveja por su nombre y ellas se identifican con Él. Esto indudablemente nos llena el corazón de gozo, al sentirnos amados de esta manera tan personal y cercana. Ese es el Pastor de nuestras vidas, Él es JESÚS, cercano, y sensible al contacto humano.
Sin duda que es una imagen hermosa y retadora. Seguramente lo ha sido siempre, pero en un mundo tan plural como el nuestro suena incluso escandalosa. Por eso es que, Él mismo se da como Eterno Presente para todos los que quieren encontrarse con DIOS o darlo a conocer. Y al cruzar el umbral de esa Puerta, nos espera un Amigo que nos mira con ojos de ternura y se compadece de cada uno de nuestros problemas y ante los desvíos del Camino Él mismo sale a nuestro encuentro para regresarnos a Su Redil.
Porque una cosa es bien clara: nadie que haya conocido la Puerta puede obviar la invitación a atravesarla, nadie que haya escuchado al Pastor puede sustraerse a su Palabra. De allí que hoy sea el día para preguntarnos: ¿Cabe sostener, hoy como ayer, que existe solo un camino, una verdad, una vida? ¿Qué significa para nuestra Fe y nuestro anuncio que solo Cristo sea la Puerta de la Vida abundante? ¿Será que este tiempo de Pascua sea el tiempo propicio para pensar en un reencuentro definitivo con Nuestro Creador a través de la Puerta que es Cristo JESÚS?
Señor JESÚS, Tú eres la Puerta de la esperanza, la puerta al futuro de la vida y al Amor Pleno prometido por el Padre. Ayúdanos a acercarnos a la Puerta de Tu redil, entrar por ella, y ser ciudadanos auténticos, servidores y solidarios a toda hora.
Amén
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