En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos «Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas. Sean semejantes a los criados que están esperando a que su Señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame. Dichosos los criados a quienes el Señor, al llegar, los encuentre en vela; les aseguro que él mismo les servirá, los hará sentar a la mesa y los atenderá. Y, si llega entrada la noche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos.»  

Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana. Venezuela

La Iglesia universal celebra hoy la Fiesta, entre otros santos, en honor a San Lucas Evangelista, de quien la tradición de la Iglesia tiene unas referencias muy interesantes, por ejemplo, que tenía una sensibilidad muy cercana con las personas enfermas dada su condición de médico. Poseía un gran talento para escribir, como lo evidencia sus dos obras, el Evangelio y el libro de los Hechos de los Apóstoles. Su procedencia griega lo hacía tener un vasto conocimiento de la cultura helenista. Se nos cuenta también de sus ímpetus misionero y espiritual al conceder un seguimiento a JESÚS, guiado por el Espíritu Santo, y que tuvo un trato bien cercano con la Virgen María, por eso sus relatos bien documentados de la infancia de nuestro Señor JESUCRISTO.

Y la liturgia del día nos presenta el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, según San Lucas capítulo 12, del verso 35 al verso 38. En el que se inserta los temas de la vigilancia y de la fidelidad. En ese contexto JESÚS, exhorta a sus interlocutores para que se mantengan en traje de faena, atentos a la llegada improvisa del Señor, que se ha ido de boda y puede llegar en cualquier momento. La retribución a esta actitud y es el propio servicio del SEÑOR para con sus sirvientes, que los recompensará grandemente.

El texto distingue claramente, entre estar despiertos y estar dormidos. En el estado de vigilia podemos responder a cualquier llamado, urgencia o desafío, pero cuando estamos dormidos nuestro cuerpo se olvida de las preocupaciones y se abandona a su propio ritmo. Por eso es que: “Tener ceñida la cintura y las lámparas encendidas” (Lc 12,359, es una invitación urgente a la responsabilidad gozosa, amable y jovial de cada uno, para el servicio hacia los demás. La recompensa tiene algo de increíble, se cambian los papeles, ya que el mismo Señor se pone a servir a los criados, tal como lo ha hecho nuestro Señor JESUCRISTO.

Muy pertinente es destacar que en el tiempo en que JESÚS vivió su vida terrena, al igual que el tiempo que le correspondió vivir las primeras comunidades cristianas, fue una época de grandes cambios para la humanidad, por eso era necesario estar atentos a los signos de los tiempos, que daban pistas sobre lo que DIOS quería para ese momento particular. Actitud que en nuestro tiempo es necesario agudizar, ya que cuando estamos llegando al final de una pandemia que paralizó al mundo, nos llega la amenaza de una tercera guerra mundial que, de acuerdo a las declaraciones de los líderes de las naciones en pugna, pareciera que están decididos a utilizar las armas atómicas lo que supondría el acabose de la humanidad.

Amenaza que los venezolanos estamos viviendo con resignación por el deterioro del sistema productivo, de salud, de la vialidad urbana y extraurbana, de los servicios públicos, lo que se le ha sumado las tragedias climatológicas de inundaciones y deslaves que han acabado con buena parte de nuestros pueblos y caseríos, lo que nos hace recordar el estribillo de una gaita bien añeja: “que más nos puede pasar, que ya no nos haya pasado”. Y es ese precisamente el gran desafío que tenemos los seguidores de JESÚS, el de estar más atentos a los signos de los tiempos confrontándola con la Sagrada Escritura para poder asumir con eficiencia nuestra Misión de Ser Portadores de Esperanza, a toda hora y en todos los lugares donde nos encontremos.

Al confrontarnos con el texto, vemos, que se nos hace una invitación a vivir alerta y conforme a nuestra enseñanza cristiana, para poder hacerle frente a estos tiempos difíciles. Pero teniendo claro que estar preparados, no significa que solamente tengamos que aumentar nuestros rezos o nuestras prácticas de piedad, sino que debemos ir más allá, es poner el corazón y toda la vida en manos de los designios de DIOS y junto con Él asumamos nuestras tareas diarias con la firme convicción de que nuestros sueños y esperanza más temprano que tarde serán una realidad.

Porque esta situación tan angustiante que vivimos solo podemos contrarrestarla si nos aferramos a la orientación que DIOS nos da a través de Su Palabra, presente en la Sagrada Escritura. Y por eso es que este llamado a estar atentos que nos hace el Evangelio de hoy, tiene una inmensa enseñanza para este momento bien particular que vive nuestra sociedad, porque nos invita a compartir la vida y las preocupaciones con nuestros semejantes, para ayudarnos mutuamente a buscar la solución a muchos problemas que solo se pueden resolver si todos le ponemos empeño.

Señor JESÚS, Tú nos exhortas para que estemos atentos y dispuestos para el servicio y la entrega hacia nuestros semejantes, tal como Tú lo haces. Ayúdanos a entender este mandato, para poder construir una sociedad de personas con dignidad, sin opresores, ni explotadores.

Amén

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