La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), afectada como otras organizaciones humanitarias por el descenso de la financiación procedente de EEUU y otros importantes contribuyentes, confirmó que suprimirá 3.500 empleos en el organismo y reducirá los costes de plantilla en alrededor de un 30 %.
«A la luz de la difícil situación financiera, ACNUR se ha visto obligada a reducir la escala de sus operaciones», admitió en un comunicado el alto comisionado de Naciones Unidas para los refugiados y jefe de la agencia, Filippo Grandi.
Esta reestructuración ya ha implicado el cierre o reducción de tamaño de oficinas de ACNUR en todo el mundo y la eliminación de casi un 50 % de los puestos ejecutivos en la sede central de la agencia en Ginebra, agregó el comunicado.
También se han visto afectados programas críticos de ayuda a familias vulnerables, sanidad, educación, potabilización de agua e higiene, destacó ACNUR, señalando que está trabajando con otras agencias de la ONU, con organizaciones humanitarias y gobiernos para mitigar en la medida de lo posible los efectos de esta coyuntura.
«Aunque afrontamos dolorosos recortes y la pérdida de muchos colegas, nuestro compromiso con los refugiados es inamovible», aseguró Grandi.
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