Estudio realizado sobre la temperatura oceánica arroja que la media global en la superficie incrementará a 2 grados en 2030, esto tras analizar los esqueletos de esponjas en el Caribe.
A comparación de los 1,5 grados calculados de forma preindustrial, que a su vez es el límite del calentamiento global permitido por el Acuerdo de París en 2015, esos 2 grados representarán una alarmante inestabilidad climática.
Los primeros registros de temperatura de la superficie del mar iniciaron en 1860, desde entonces se cuenta con un registro de hace 80 años que permite examinar estos cambios. Esto se descubrió gracias a una investigación de «Cambio climático de la naturaleza”.
En consecuencia, el calentamiento global ha sido «medio grado superior a las estimaciones aceptadas actualmente» por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), esto en palabras del autor de la investigación y profesor de la Universidad de Australia Occidental, Malcolm McCulloch.
Incremento de temperatura
Uno de los registros a nivel preindustrial más altos fue de 1,7 grados en 2020, desde entonces, las tasas de emisiones de CO2 han ido incrementando y se estima que «se superará, creemos, a finales de actual década»-
«El reloj del calentamiento global para la reducción de emisiones con el fin de minimizar el riesgo de un cambio climático peligroso se ha adelantado al menos una década», resaltó.
Esponjas del caribe
El proyecto compila los datos adquiridos tras el análisis de un tipo de coralina longeva de esponjas pertenecientes al Caribe oriental, sobre todo las que están próximas a Puerto Roca, ya que estas presentan más de 300 años de cambios estructurales a raíz de la temperatura de la capa mixta del océano.
Estas especies son conocidas como esclerosponjas, y tienen la capacidad de conservar los cambios químicos en su esqueleto de carbonato de calcio, permitiendo así un registro natural del clima marítimo.
Punto de enfoque
El Caribe oriental presenta una variabilidad natural del clima menor al de otros espacios, además de tener un esencial intercambio de calor entre la atmósfera y el mar.
Por tales cualidades, los cambios climáticos en Puerto Rico «replican los globales, por lo que es, probablemente, una de las mejores zonas», para conseguir calcular el punto dominante de la variabilidad plurianual de la temperatura, esto según un miembro de la Universidad Estatal de Indiana, Amos Winter.
Sin embargo, la profesora de la Universidad de Edimburgo, Gabi Hegerl, aseguró que un único espacio de muestras «no puede sustituir a los datos globales, ya que el clima varía en todo el planeta, por lo que la única forma de medir la temperatura global es obtener datos de todo el planeta».
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