Ciudad Guayana.- “La gente no sabe lo divertido que es andar en bicicleta”, cuenta Javier Acuña a propósito de la experiencia que están viviendo los venezolanos, habituados a usar el carro para ir y venir, aunque sean pocas cuadras.

Rumildo era el personaje que nos enseñaba a ahorrar gasolina

No en vano, en los años 80, el personaje de Rumildo era parte de una campaña de Petróleos de Venezuela que impulsaba el uso racional de la gasolina. ¿Premonición o advertencia de lo que vendría?

Hoy, cuando escasea la gasolina y la crisis por la pandemia obligó a muchos a cambiar los hábitos, la bicicleta toma el protagonismo en la vida diaria.

Según la Cámara Venezolana de la Industria de las Bicicletas y Afines (Cavebici), más de 250 mil bicicletas fueron “desempolvadas” en el país en los dos primeros meses de la cuarentena.

Y en el mercado se han vendido unas 15 mil, añade el presidente de Cavebici, Julio Peña, cifra que va en aumento, aunque reparar las que estaban guardadas es más viable en época de crisis económica.

En dos ruedas

En Ciudad Guayana podemos observar muchas personas en bicicletas. Unos van al trabajo; otros hacen sus diligencias o compras. Algunos guardan el carro, racionan el combustible y se montan en dos ruedas para completar sus actividades diarias.

“Quedamos sorprendido de la cantidad de bicicletas que estaban en desuso”, confiesa Javier Acuña, encargado de King Bike, en el centro comercial Atlántico.

Casi tres kilómetros hay de Unare a Alta Vista, y ocho kilómetros hasta Castillito.

“La gente no sabía que podía trasladarse de Unare a Alta Vista y viceversa. Ahora que lo descubren, lo harán con mayor frecuencia. Lo hacen por salud y ahorrar gasolina, dinero, pero también descubrieron que es divertido”.

En su taller llegan a diario personas para comprar cauchos y tripas, así como hacer el mantenimiento “a la viejita”.

Costos

Por ejemplo, una reparación de activación, como le han llamado, cuesta 15 dólares.

“Es la básica, porque desarmamos completamente la bicicleta; la limpiamos, engrasamos; chequeamos los cambios, las cadenas, los frenos, y la devolvemos al cliente en perfectas condiciones”, describe Acuña.

La mayor demanda son los cauchos para rin 26, que llaman “de batalla”, porque son para andar en bicicleta por cualquier terreno y localidad. Su costo es de 10 dólares, en promedio. Los cauchos más pequeños cuestan hasta 8 dólares.

Según Cavebici, el mercado de las usadas ha entrado en una fase de especulación, porque de 70 dólares promedio que podía costar una bicicleta antes de la cuarentena, se disparó a 150 dólares.

Tendencia

Javier Acuña sostiene que muchos proveedores, tiendas y talleres de bicicletas están aprovechando el auge del mercado, que estaba muy deprimido.

“Los negocios buscan ahora la manera de hacer despachos o delivery en bicicleta. Pero el mayor incremento se verá en el uso personal para trasladarse de un sitio a otro, incluso al trabajo. Es más útil y sano”.

La Organización Mundial de la Salud, aprovechando la pandemia, ha recomendado a las naciones generar nuevas políticas de movilidad en las ciudades.

Así pues, las autoridades tienen el compromiso de organizar y planificar espacios para andar en bicicleta, las famosas ciclovías que en Europa y muchos países de América constituyen una manera de hacer más vivible y amigable el entorno.

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