Miami.-De nuevo un altercado extradeportivo pone en el foco a Sterling Brown, jugador de la NBA. Cuando estaba en los Bucks fue maltratado por la Policía en un aparcamiento y ahora, como miembro de los Rockets, ha recibido una paliza a la salida de un club de estriptis de la ciudad de Miami, donde su equipo hacía noche entre un encuentro y otro. El jugador se ha quedado en el municipio del estado de Florida para hacer la recuperación y por el riesgo que existe de que tuviera algún coágulo de sangre que complicara un vuelo de vuelta a Houston, lo que habla de la gravedad en la que llegó a estar sumido el base-escolta.
Los Rockets guardan silencio. Sólo emitieron un comunicado en la jornada del lunes.
«Anoche Sterling Brown fue víctima de un asalto. No tenía conocimiento ni relación con los asaltantes. Sufrió cortes en la cara, pero hará una recuperación completa. Sterling no iba a jugar porque arrastraba una lesión previa en la rodilla», aseguraron en las únicas palabras expresadas sobre este tema.
Y eso que la cita era no sólo de conocimiento público en el equipo, sino también de participación.
Un grupo de jugadores de los Rockets salió de fiesta, aunque el que se llevó la peor parte fue Sterling Brown. El otro jugador que se conoce que estuvo allí fue Kevin Porter, que ha recibido su consiguiente multa de 50.000 dólares por violar el protocolo contra el coronavirus y estará fuera unos partidos hasta que tenga la luz verde de los servicios médicos. Pero la presencia de Porter, de los únicos que quedaban cuando se produjo el ataque, ayudó a que el estado de Brown no empeorara todavía más.
Los Rockets llegaron a Miami tras jugar en Orlando. La franquicia decidió una ubicación estratégica: Coral Gables. En vez de en el centro de la ciudad, para disuadir a los jugadores de una salida nocturna que se antojaba jugosa. Pero un grupo de jugadores, unos cinco, se fueron a un club de estriptis llamado Booby Trap. Algunos fueron abandonando pronto la estancia, pero hubo dos que se quedaron hasta más tarde con Sterling Brown. Cuando éste fue a salir y a regresar al hotel, se equivocó de vehículo.
En la furgoneta en la que se metió empezó a discutir con los ocupantes, que optaron por golpearle. Uno le dio con una botella de cristal en la cabeza y otro le golpeó en la nuca. Entre que no se acordaba de mucho y que tampoco quería facilitar información a los policías que le tomaron declaración el informa queda un tanto incompleto. Kevin Porter tuvo que meterse en medio para ahuyentar a los alborotadores y quedarse junto a Brown, al que se tuvieron que llevar rápidamente al Jackson Memorial Hospital.
«Si no fuera tan físicamente fuerte y duro, podría no haber salido de aquella situación y haber muerto», relata una fuente cercana.
A Brown le aislaron en un box prioritario de la zona de emergencias del hospital y le practicaron varios ajustes con grapas para cortar las hemorragias faciales que estaba sufriendo. La cantidad de sangre perdida era lo que más preocupaba a los médicos, de ahí la posibilidad de coágulos.
La Liga está investigando este extraño suceso de la mano de Houston Rockets, que por otra parte han pedido a los jugadores que no hablen públicamente de este incidente hasta que se haya recabado más información y se pueda afrontar el tema con una perspectiva fiel a la real.
Marca.com
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