Naciones Unidas.- El exsecretario general de la ONU Ban Ki-moon no sabe si algún día podrá reconciliarse con el rey de Marruecos, Mohamed VI, tras el trato que recibió por parte del reino en 2016 a raíz de unas palabras sobre el Sahara Occidental, según asegura en su nuevo libro de memorias.

«Puede que volvamos a cruzarnos en el futuro, probablemente en alguna conferencia sobre cambio climático o iniciativas de juventud. Pero no sé cuándo, si alguna vez, nos reconciliaremos», dice Ban en el libro, titulado «Resolved. Uniting Nations in a Divided World» y que acaba de publicar la editorial de la Universidad de Columbia.

El diplomático coreano dedica un amplio pasaje titulado «Hay personas con las que nunca te pondrás de acuerdo» al duro choque que vivió en 2016 con Marruecos y que se inició con motivo de un viaje del entonces jefe de Naciones Unidas al Sahara Occidental.

Durante la visita, Ban usó la palabra «ocupación» para referirse a la presencia marroquí en el territorio saharaui, a lo que Rabat respondió con contundentes mensajes en público, manifestaciones en su contra organizadas a lo largo del país y medidas contra la Minurso, la misión de la ONU en la zona.

UNA VISITA DIFÍCIL

En sus memorias, el diplomático explica que desde el principio de su mandato había intentado visitar a la Minurso, pero que Marruecos había «retrasado intencionadamente» durante años el permiso para que entrase en el territorio bajo su control, bajo el argumento de que Mohamed VI quería darle personalmente la bienvenida al Sáhara y que las fechas nunca eran las adecuadas.

Así, «francamente frustrado» y cuando se acercaba ya el final de su segundo mandato, Ban decidió visitar los campos de refugiados saharauis para ver de primera mano las duras condiciones de vida de esas comunidades y trasladarles su solidaridad.

A su llegada, sin embargo, se encontró con protestas en su contra por parte de los refugiados, que le recriminaban la falta de avances para resolver el conflicto con Marruecos. Los manifestantes llegaron a zarandear y lanzar piedras contra el vehículo blindado en el que viajaba, según recuerda.

Finalmente, la visita se abortó en el último momento y Ban procedió directamente a una conferencia de prensa que ya estaba prevista y en la que lamentó la situación de los refugiados y, en particular, de aquellos nacidos ya en esa situación de «ocupación».

«Sabía que la palabra era muy sensible para los marroquíes, pero estaba tan conmovido por lo que había vivido aquella tarde y tan emocionado que había hablado sin censura. De hecho, había dicho la verdad», rememora en su libro.

UN COMPORTAMIENTO «INACEPTABLE»

Ban describe a continuación los numerosos esfuerzos que hizo para tratar de frenar la crisis diplomática que siguió y critica la actitud de las autoridades marroquíes.

En especial, recuerda la visita que le hizo pocos días después, ya de vuelta de su gira, el ministro de Exteriores Salahedín Mezuar.

«Le recibí aunque sabía que estaba en Nueva York para protestar por mis palabras accidentales, algo que ya había hecho en público muchas veces. Pero me sorprendió cuando me ordenó que me disculpara con su Gobierno y con el rey Mohamed», cuenta el que fuera ministro de Exteriores de Corea.

Ban asegura que se negó a hacerlo y que le dijo a Mezuar que en una «década de servicio en Naciones Unidas nunca había visto u oído hablar de un comportamiento tan inaceptablemente grosero por parte de ningún Estado miembro tras una emoción espontánea y genuina de un secretario general».

«Mi relación con el rey Mohamed VI no iba a repararse. De hecho, los funcionarios marroquíes nunca se recuperaron del todo de mi franqueza, pero no lamenté haber dicho la verdad», señala.

Preguntado por esa tensa relación durante un encuentro con periodistas este miércoles, Ban quiso restarle importancia y confió en que los «malentendidos» se hayan arreglado.

En ese sentido, recordó que tras abandonar el cargo de secretario general coincidió con Mohamed VI durante una cumbre en París y hablaron brevemente, pero «de forma muy amistosa».

En su libro, mientras, asegura sobre ese encuentro que «habría sido incómodo si no se hubiesen dado la mano», por lo que «lo hicieron educadamente y sin mucha conversación», pero deja claro que no hubo reconciliación.

«No podemos llegar a personas que no sólo están en desacuerdo, sino que también se niegan a escucharnos. No se puede conseguir nada con esa gente y es importante saber cuando dejar de intentarlo», concluye el pasaje.

El episodio con Marruecos es sólo uno de los muchos que Ban recoge en las más de 300 páginas de sus memorias, en las que también ofrece algunas ideas de futuro para dar respuesta a algunos de los grandes desafíos de la ONU.

Mario Villar EFE

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