Buenos Aires, Argentina. Marcela Morelo, que se lanzó al éxito a finales de los 90 con el hit «Corazón salvaje», abre el baúl de sus recuerdos y revisita en su nuevo disco temas popularizados por Ricky Martin, Gloria Estefan o Luis Miguel, que ella cantaba de bar en bar cuando daba sus primeros pasos en la música.
«Canciones que representan un momento muy especial de mi vida, ¿sabés? Porque yo salía a trabajar y cantar por los bares en Buenos Aires sin imaginarme todo lo que se me iba a venir después», explica a Efe la cantante argentina, que a sus recién cumplidos 51 años mantiene intacta la ilusión ante la salida de un nuevo disco, en este caso «Tu mejor plan», el undécimo de su carrera.
Y el sencillo de presentación, con colorido videoclip incluido, no es otro que su particular versión de «No Podrás», que dio a conocer Cristian Castro en 1992: «es un desafío muy grande, porque estas canciones están grabadas en el inconsciente colectivo por otros artistas, con lo cual tengo que agarrarlas y traerlas a mi propio estilo», señala.
LA ALEGRÍA DE UN AÑO TRISTE
En total, diez temas que van desde el «Fuego de noche, nieve de día» de Ricky Martin, y el «Ángel», de Jon Secada, hasta «Una emoción para siempre», de Eros Ramazzotti; «Culpable o no», de Luis Miguel; «Lo dejaría todo», de Chayanne; «Ayer», de Gloria Estefan; «Como La flor», de Selena Quintanilla; «Estrellitas y duendes», de Juan Luis Guerra y «La Vida es un Carnaval», de Celia Cruz.
Composiciones superconocidas que muchas ya versionaba en esos primeros conciertos en los que ella se encargaba de todo y que ahora graba y saca brillo a su manera porque adora interpretar canciones de amor.
«Me encanta también salir de mi lado de compositora y meterme en el plan intérprete», agrega Morelo, que editó su primer álbum, «Manantial», en 1997, y desde entonces ha dejado, con un estilo que combina el pop con sonidos andinos y otros géneros latinoamericanos, conocidas canciones como «La fuerza del engaño», «Para toda la vida», «Luna bonita» y «Una y otra vez».
Y la creación de su último disco, que salió a la venta el 4 de diciembre y es el segundo en el que hace versiones tras «Otro plan» (2009), es una de las cosas buenas que le deja este «difícil» año pandémico, en el que la música «estuvo siempre» y que le sirvió para hacer balance, desempolvar recuerdos y homenajear sus inicios.
«Antes hacía todo lo que significa ir a cantar a un bar y hoy grabé un disco en mi casa con mi marido de productor, con mi banda a la distancia; grabé con una orquesta de violines, es un lujo para mí. Es reaccionar y decir… ¡guau!, qué fuerte después de todo lo vivido», subraya.
APRENDER A SER MADRE
Más allá de lo musical, la cuarentena también supuso una «revolución» en lo personal para ella y Rodolfo Lugo, su esposo, con quien adoptó a tres niños hace cuatro años. Hubo así que convertir la casa en colegio y compaginarlo con el resto de tareas del hogar.
«Tengo una casa grande, una familia enorme, el estudio en mi casa, entonces era malabarismo directamente», afirma.
Se dedicó también a cuidar a su madre a la distancia y aprendió «a ser mamá»: «Para mí fue un año que a pesar de todo fue positivo, porque me unió más con mis hijos. Nos unimos mucho. Fue como acelerar este proceso de ensamble de la familia, ¿viste?».
Y otra alegría: el domingo pasado, día de su cumpleaños, hizo su primer show sin público, difundido por internet.
«Hasta ahora no hicimos un’ streaming’ porque no me sentía preparada. Este año fue un año triste, muy duro para todos. Mucho cambio, pero aprovechamos a grabar el disco, con lo cual el tiempo fue muy aprovechado. La música siempre me salva, es mi salvación», sentencia.
LA ESTELA DE «CORAZÓN SALVAJE»
Tras ser cajera, administrativa, tocar en una banda de cumbia, hacer música para niños, cantar jingles publicitarios y componer canciones mientras se pateaba los bares, el éxito le llegó a los 28 años con su debut en solitario. Y no solo en Argentina. «Corazón salvaje» explotó en España y en otros tantos países.
«Yo no podía creer. Hasta Los Pitufos grabaron el ‘Corazón pitufo’. Tiene versión de flamenco. Todas las orquestas de los pueblos la tocaban. Incluso hoy día. Cuando bajé en Madrid aquel año, 1998, y de camino al hotel vi todo empapelado con mi cara dije… ¡no puede ser!», rememora.
Un mítico tema que había escrito años atrás en un autobús: «Iba un día en el colectivo, iba sentada y yo estaba de novia con un chico que es el otro autor de la canción, Carlos Arce. Pero la historia no iba ni para atrás ni para adelante. Y me puse a tararear arriba del colectivo e hice toda la primera parte».
«Ay corazón, corazón, corazón, que si no me avisas, te estaré esperando», tararea. Y ese soniquete no se lo pudo sacar más de la cabeza. El estribillo -«ay corazón bonito, ay corazón salvaje, deja de pensar que se hace muy tarde ya-, lo terminó junto a ese novio.
La canción fue grabada por primera vez con aquella banda de cumbia, y aunque logró cierta popularidad en las ‘bailantas’ cumbieras, todo apuntaba a que estaba amortizada. Hasta que tiempo después, con su disco debut ya cerrado, el presidente de la multinacional que la había fichado pidió dos canciones más.
«Y entonces, Rodo me dice: ‘¿por qué no hacemos «Corazón salvaje» y se lo mostramos?’ Hicimos esa canción y ‘No me lastimes’ y las llevamos. ‘Ahora sí’, dijo (el ejecutivo discográfico). Fue la última canción que presentamos y la primera que se dio a conocer», evoca sonriente.
LO QUE QUEDA POR HACER
Con respecto al futuro, la cantante es rotunda: «creo que lo mejor está por venir. Espero que la mejor canción que pueda llegar a componer en mi vida esté por delante».
«Logré muchas cosas que no me las imaginaba, la verdad. También el gran desafío de todo artista es mantenerse en el tiempo. Poder seguir cantando después de 22 años de tener un disco. Yo sigo muy ilusionada», agrega.
Incansable trabajadora, tiene claro que si uno sabe cuidarse y mantenerse, la vida del cantante es larga: «Por el momento no pienso colgar los botines, no me interesa», concluye.
EFE noticias
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