Montevideo.-Seguir la trazabilidad de semillas de cannabis para saber exactamente qué fitosanitarios lleva o acreditar la validez de títulos universitarios son algunas de las aplicaciones de la tecnología «blockchain», todavía en fase «inicial» pero que evoluciona «rápidamente».
En esta «tercera revolución» de internet, la tecnología «blockchain» o «cadena de bloques» permite el «intercambio de valor», expresa en una entrevista con Efe en Montevideo el director ejecutivo de la empresa de «blockchain» Aeternity, Pablo Coirolo.
«Antes se podía bajar la música y después copiársela a todos los amigos. Lo que permite el ‘blockchain’ es que esta música sea un activo único mío que solamente cuando yo transfiero la propiedad pasa a ser de otra persona», resalta el experto, que, añade, habilita nuevos modelos de negocio «revolucionarios».
Junto con la compañía UruguayCan, Aeternity está trabajando en la trazabilidad del cannabis medicinal, legal en el país suramericano, desde la semilla hasta el producto final.
«Los laboratorios ahora pueden recibir este cannabis medicinal sabiendo exactamente todos los productos fitosanitarios (que contiene)», explica Coirolo, quien también subraya la importancia de conocer la certificación de origen de la planta para evitar la falsificación.
Esta tecnología, aplicable no solo al cannabis, cuenta el director ejecutivo, permite que el consumidor final «no solamente sepa cómo fue producido un producto, sino también que es original».
Aeternity fue una de las empresas que participó en «LaBITconf», el evento de «bitcoin» y «blockchain» más grande de América Latina que se celebró esta semana en Uruguay por primera vez.
A esta conferencia acudieron expertos en la materia, como el divulgador Andreas Antonopoulos o el director ejecutivo de Blockstream, Adam Back.
La trazabilidad de productos agropecuarios, una aplicación muy «fácil de hacer», de acuerdo con Coirolo, posibilitó que América Latina esté creciendo rápidamente en esta herramienta tecnológica.
De esta manera, Argentina, Chile, Perú o Brasil destacan sobre el resto de la región en materia de «blockchain», precisa el director ejecutivo.
Sin embargo, añade, esta tecnología es todavía muy reciente, y, aunque evoluciona «rápidamente», se encuentra en un estado similar a lo que era internet en 1998.
Para Pablo Coirolo, los pasos a seguir para el desarrollo de las criptomonedas y el «blockchain» es aumentar la difusión de la misma «bajando a tierra» sus aplicaciones para que «los programadores entiendan cómo pueden utilizar esta tecnología y cómo pueden ganar con ella», así como una mayor capacitación con las universidades.
«No es algo que es el futuro. Esto está ocurriendo hoy», manifiesta el director ejecutivo de Aeternity, que cuenta que incluso la financiera norteamericana JP Morgan ha creado su propia criptomoneda para transaccionar con sus clientes y uno de los principales bancos de Honduras ya está utilizando esta red.
Coirolo fija el punto de «adopción masiva» de esta herramienta en «el próximo año, año y medio».
Entonces, vaticina, se podrá utilizar para «transaccionar con el Gobierno de forma segura, no hackeable».
Todo esta revolución, añade, va a ser «silenciosa» porque los procesos del «blockchain» se ejecutan «en la parte de atrás».
Así, apunta, el usuario podrá, por ejemplo, utilizar una aplicación en el teléfono «de la misma forma» que ahora, pero será la tecnología «blockchain», invisible para el consumidor, la que haga la misma más segura.
Las compañías parecen haberse dado cuenta de las ventajas del «blockchain», explica Coirolo, porque antes tenía que acudir a explicar qué era esta herramienta y ahora son las empresas las que les llaman para implantarlo, concluye.
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