Nueva York.-Blood Rider, una de las cintas que el festival de cine global We Are One ha incluido en su programación, desvela el crucial pero desconocido papel que juegan los motoristas que transportan bolsas de sangre en Lagos, Nigeria, donde hasta hace poco el traslado del fluido vital podía tardar hasta 24 horas, y que consiguen evitar la muerte de numerosas mujeres durante el parto.
La cinta, dirigida por el joven cineasta Jon Kasbe, responsable también del documental «When Lambs Become Lions» (2018), sigue a uno de estos motoristas, Joseph, que, consciente de que en sus manos está la vida de otra persona, hace todo lo posible por llegar a tiempo a los hospitales, esquivando obstáculos en las caóticas calles.
«Fue una de las primeras cosas que me dijo Joseph, que todas y cada una de las veces que se sube a su moto está siendo todo lo rápido que puede», explicó a Efe en una entrevista Kasbe, que estuvo en Lagos con el equipo de grabación alrededor de un mes siguiendo a varios de estos indispensables transportistas, y a varias mujeres embarazadas a punto de dar a luz.
El trabajo de Joseph es necesario porque hay muchos hospitales nigerianos que no cuentan con un banco de sangre propio, por lo que deben pedir las bolsas a bancos de sangre centrales, que en demasiadas ocasiones llegan demasiado tarde, una de las razones por las que Nigeria es el cuarto país del mundo con mayor tasa de mortalidad materna.
El sistema de entrega rápida de sangre, que en lugar de tardar un día está tardando ahora solo una hora, corre a cargo de la compañía LifeBank, que conecta a los bancos de sangre con hospitales y con los transportistas.
«Lo que más me llamó la atención de esto fue la mezcla del apremiante problema de mortalidad maternal junto con el hecho de que estos ‘motoristas de sangre’ están sacrificando tanto y realmente haciendo mucho esfuerzo por reducir el tiempo de entrega de una manera muy significativa para muchas mujeres embarazadas», afirmó Kasbe.
«En muchas ocasiones son la diferencia entre la vida y la muerte», agregó.
El «sacrificio» de estos motoristas al que se refiere Kasbe no es solo el peligro que corren en las carreteras nigerianas para cumplir con su misión, sino el estrés psicológico que sufren en cada uno de sus viajes.
«La primera vez que llegan a un hospital y el doctor les dice que han llegado unos minutos tarde para salvar la vida de alguien, se dan cuenta de la importancia de lo que están haciendo y el peso que llevan encima, y (Joseph) lo lleva consigo en todos y cada uno de sus viajes», subraya el cineasta, que pese a sus cortos 28 años en 2015 fue premiado con un Emmy por su cinta «Heartbeats of Fiji».
En la intensa cinta, de 17 minutos de duración, las cámaras siguen al motorista, reflejando el nivel de urgencia y velocidad.
«Cuando se pone el uniforme, cuando corre a su moto, abriéndose camino en el tráfico caótico, entrando, saliendo, acelerando, frenando, subiéndose a las aceras. O había veces que había tanto tráfico que se tenía que bajar y empezar a correr porque la moto no cabía por ninguna parte», expuso Kasbe sobre el duro trabajo y la dedicación que quedan reflejados «Blood Rider».
LifeBank, señaló, es una organización nigeriana tratando de solucionar un problema nigeriano: «Creo que hace falta conocimiento y entendimiento de lo que realmente está sucediendo, en lugar de que sean extranjeros los que llegan e intentan solucionar los problemas de otras personas, como pasa muchas veces».
«Creo que eso crea muchos problemas y en la mayoría de las ocasiones no funciona», zanjó.
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