Dijo así: «El Señor es mi roca, mi amparo, mi libertador; es mi Dios, el peñasco en que me refugio. Es mi escudo, el poder que me salva, ¡mi más alto escondite! Él es mi protector y mi salvador. ¡Tú me salvaste de la violencia!
2 Samuel 22:2 – 3 NVI
https://bible.com/es/bible/128/2sa.22.2-3.NVI
El pasaje de hoy forma parte del cántico que el rey David dedicó al Señor cuando lo libró de Saúl y de todos sus enemigos.
El rey había experimentado como los lazos de la muerte lo habían rodeado; ¡había sentido que lo arrolló un torrente de perversidad!
Él sintió muchas veces como los lazos del sepulcro lo atraparon; y vio ante él muchas veces las trampas de la muerte.
Si nosotros vemos hacia atrás recordaremos las muchas veces que el Señor nos ayudó; como nos dio alimento, cobijo y salud.
Y si escudriñamos aún más veremos que muchas veces nuestra vida fue guardada de las garras de la muerte.
Por eso y por habernos otorgado su gracia, que da la potestad de ser su hijo a todo el que se arrepiente de su maldad, y lo reconoce como Señor y Salvador, yo siempre me refugiaré en Jesucristo.
Él es mi Roca, mi amparo, mi ayudador, mi escudo, el poder que me salva; y mi única esperanza. ¡Alabemos a Jesucristo, el único y verdadero Dios!
Pr. José N. Corrales
[email protected]
@pastorcorrales
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