Mis ovejas oyen mi voz; Yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna, y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano.
Juan 10:27 – 28 NVI
https://bible.com/es/bible/128/jhn.10.27-28.NVI
Muchos hablan de que la salvación de un cristiano puede perderse, incluso indican que así como el Señor tiene un lápiz para escribir nuestro nombre en el libro de la vida, también tiene un borrador para borrarlo si fuera el caso.
Eso no tiene ningún sentido, ya que nuestra salvación es un don de Dios, y para nada nuestro. Fue el Hijo de Dios quien murió en una cruz en sustitución por nosotros.
Es el Todopoderoso el que en su soberanía, decide llamar a salvación a quien Él quiere, para que reconozca a Cristo como Salvador y Señor, y tenga la potestad de ser hijo de Dios.
El pasaje de hoy es totalmente claro en el tema que estamos tratando, allí Jesús les expresa a los judíos que sus ovejas oyen su voz, Él las conoce y ellas lo siguen.
Él les da vida eterna, y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatarlas de su mano. Lo dicho por el Maestro silencia totalmente cualquier discusión en cuanto a la salvación de un verdadero hijo de Dios.
Definitivamente, nuestra vida eterna está escondida con Cristo en Dios, y no depende de nada que nosotros podamos hacer, ya que Él lo hizo todo.
Ahora nuestra responsabilidad es vivir una vida santa que honre al Redentor, y donde el mundo vea que somos sus discípulos, mostrando el amor de Dios entre nosotros. ¡El Espíritu de Dios le asegura a nuestro espíritu que somos sus hijos!
Pr. José N. Corrales
[email protected]
@pastorcorrales
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