Nació el 29 de febrero de 1944 en Ciudad Bolívar, estado Bolívar, un día que solo aparece en el calendario cada cuatro años, pero cuya vida, en cambio, se sintió todos los días. Carlos Efraín Magallanes González fue un hombre forjado en la humildad, el compromiso y la convicción de servir, valores que lo acompañaron desde sus primeros años hasta el final de sus días.
Fue el tercero de diez hermanos en una familia humilde pero llena de valores. Desde niño mostró un carácter protector y una capacidad natural para guiar y aconsejar a quienes lo rodeaban.
Esa misma disposición lo llevó a convertirse en uno de los neumonólogos más reconocidos del sur de Venezuela, especialmente en Ciudad Guayana, donde ejerció durante más de 45 años.
Una vocación nacida en la infancia
“Siempre quiso ser médico”, recuerda su esposa, la doctora Maritza Del Valle, en conversación en exclusiva con Nueva Prensa Digital. “Era su vocación. No fue una decisión tardía ni forzada, él nació para esto”.
Realizó su formación primaria en el Grupo Escolar Estado Mérida de Ciudad Bolívar y obtuvo el título de bachiller en el Liceo Peñalver. A los 18 años, partió a Caracas para ingresar a la Universidad Central de Venezuela (UCV), donde se graduó como médico en 1969.
Durante dos años prestó servicio en la medicina rural en Upata, una experiencia que marcaría su sensibilidad social. Posteriormente, se especializó en Neumonología Integral en el Hospital José Ignacio Baldó de Caracas. Para Magallanes, la especialidad no era una elección cualquiera: decía que “la neumonología era el alfa y el omega de la vida”.
Guayana: su gran escenario profesional
En 1975, Carlos Efraín Magallanes se trasladó a Ciudad Guayana. A partir de entonces, Puerto Ordaz y San Félix serían el centro de su vida profesional, ciudadana y familiar.
Ejerció en instituciones públicas como el Hospital Dr. Raúl Leoni y el Módulo de Sanidad del Roble, atendiendo a adultos y niños con una dedicación que sus pacientes y colegas aún recuerdan. En el ámbito privado, su consulta se extendió por clínicas como Chilemex y Puerto Ordaz.
“Fue un hombre con carácter, con mucho temple y firme a la hora de tomar decisiones, pero siempre noble”, afirma su esposa. Su presencia en quirófanos, pasillos hospitalarios y salas de consulta era la de alguien que se tomaba su rol muy en serio.
Además de su labor asistencial, Magallanes fue un activo dirigente gremial. Fue secretario de la Seccional Ciudad Guayana del Colegio de Médicos y luego asumió la presidencia del Colegio del estado Bolívar. Estuvo 15 años vinculado al quehacer gremial, pero su mayor logro fue la construcción de la sede del Colegio Médico en Ciudad Guayana, inaugurada el 10 de marzo de 1985.
Aquella sede, levantada con esfuerzo y visión, representa hasta hoy uno de los espacios más importantes para el encuentro y defensa de los profesionales de la salud en la región.
Padre, esposo, abuelo: la vida detrás del médico
Carlos Efraín contrajo matrimonio en Upata con Maritza Del Valle, también médico. Juntos construyeron una familia de cuatro hijos: César Ramón, Carlos Efraín, Carlos Luis y Marita Carla, todos formados como profesionales. Tuvo además ocho nietos, a quienes adoraba y consentía con la misma ternura que demostraba en casa.
“Era un padre ejemplar, amigo de sus hijos. En casa también fue guía, consejero, protector. Su ausencia se siente todos los días”, cuenta su viuda, conmovida. “Lo que más extrañamos es su presencia, sus consejos, ese amor que sabía dar sin medida”.
Entre las frases que dejó como legado familiar, una de las más recordadas era: “al tiempo se le pide tiempo y el mismo te hará ver la realidad”. Palabras que reflejan su visión paciente, serena, y a la vez determinada frente a la vida.
Un legado que permanece
La vida del doctor Magallanes no solo estuvo marcada por su especialidad. También se destacó por su honestidad, sentido de la responsabilidad y entrega absoluta a sus principios.
“Cumplió su misión de vida con valentía y coraje”, concluye su esposa. Quienes lo conocieron lo describen como un hombre firme en sus decisiones, de carácter fuerte, pero de corazón noble. Alguien que nunca se desvió de su propósito.
Su legado está en los pacientes que atendió, en la familia que formó, en los colegas que guio, y en cada rincón del Colegio Médico de Ciudad Guayana, institución que ayudó a fortalecer con visión y esfuerzo.
Carlos Efraín Magallanes González falleció el pasado 6 de abril de 2025, pero sigue presente en las memorias de quienes lo amaron y en los cimientos de una ciudad que respiró más tranquila gracias a su vocación.
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