Padre Gerardo Moreno
Padreo Gerardo Moreno, transmitiendo la Santa Misa desde News 105.3 FM. Foto: Wuilmer Barrero (NDP)

PARROQUIA CATEDRAL SAN JUAN PABLO II
LA CATEDRAL DE TODOS
DIÓCESIS DE CIUDAD GUAYANA
PUERTO ORDAZ – ESTADO BOLÍVAR, VENEZUELA
«La Iglesia es la caricia del amor de Dios al mundo»
San Juan Pablo II

Creo en la Iglesia

«Creo en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen».

Cuando niño, vamos a misa, vamos a la Iglesia, o nos llevan. En esa etapa no comprendemos todo o quizás nada, pero sabemos que ir a la Iglesia es bueno, que ir a misa es bueno.

Ciertamente, siempre habrá un muchacho que cuando sus padres le dicen para ir a misa, él responderá que la «ve» por EWTN o por TvFamilia, a lo que a la madre le «parece una buena idea», pero que de ahora en adelante cuando le de hambre que ponga un canal que transmita el programa Cocina Tradicional, Sopa en leña o cualquier otro experto en comida, y viendo el programa se llene el estómago.

El muchacho cambió de opinión, decidió ir a misa.

Con el transcurrir del tiempo, queridos hermanos, y con la madurez que conlleva, tanto en lo personal como en la fe, pasamos de ir a la Iglesia a creer en la Iglesia.

El creer en la santa Iglesia Católica está sustentado desde nuestro Credo en el primer párrafo de la presente, en Dios, Uno y Trino.

Cuando Jesús le dijo a Simón: Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; los poderes del infierno jamás prevalecerán sobre ella.

Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en el Cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el Cielo. (Mateo 16, 18-19).

Jesús lo dijo una vez, y para siempre, hasta su Parusía. No hay nada que añadir, y mucho menos nada que quitar. No hay vuelta atrás.

En este tiempo, queridos hermanos, podemos observar, interna y externamente, como algunos apuntan las baterías de las redes sociales hacia la Iglesia, hacia el Papa, y «disparan» sus argumentos, palabras, razones y pareceres, donde se le da más credibilidad al contenido de las mismas redes sociales que al Evangelio. Es tiempo de mantenernos firmes hasta el final (Mateo 24, 13), como dice Jesucristo.

Es tiempo de Creer en la Iglesia y en quien la guía como servidor en nombre de Cristo.

No importa lo feo que pinten la situación, el mal ejemplo que puede hacer tambalear la fe, no nos vayamos de la Iglesia, no rompamos la Comunión, queridos hermanos. Aunque las olas del mar choquen contra tu fe, Cristo hará que la calma venza los miedos, las decepciones y las rabias (Marcos 4, 38-39).

Permítanme expresar lo que he aprendido, interiorizado a través de El Prado, gracias al testimonio de los hermanos que llevan muchos kilómetros recorridos en este camino. He escuchado en varias oportunidades de distintos hermanos: El Prado me «salvó».

Ciertamente, es así, cuando se tiene como Centro a Jesucristo, como sucede en El Prado, y sucede en la Iglesia. Cristo nos salva a través de… Y si en nuestro caminar hemos sido focos de ataques, corrección o hemos sido apartados de alguna responsabilidad, no hay en nuestra vida ninguna actitud de revanchismo o venganza.

No, a ejemplo de Jesucristo somos el servidor sencillo que se abandona en manos de Dios Padre y nos mantenemos en Comunión con toda la Iglesia, como lo hicieron el Padre Pio, Martín de Porres, Juan María Vianney (el santo cura de Ars), Antonio Chevrier y Francisco Vanthuan, todos ellos, cuando fueron incomprendidos, incluso atacados, no rompieron la Comunión con la Iglesia, sino que la reafirmaron.

Así también nosotros en estos tiempos donde las baterías están cargadas para ser disparadas contra la Iglesia.

Queridos hermanos, cuando Francisco Van Thuan, que más adelante Juan Pablo II haría Cardenal, estaba preso, le llevaron un trozo de pescado envuelto en un periódico. Un periódico que para sus custodios era un pedazo de papel, en cambio, para Van Thuan era la confirmación de que la Iglesia estaba con él en la cárcel.

Esa hoja era del periódico L’Osservatore Romano. ¡El Observador de Roma! ¿Cómo llegó a sus manos ese periódico censurado? Thuan se arrodilló y miró la hoja. Se sintió más cerca de Roma que nunca. Pensó en el papa polaco y empezó a rezar por él con afecto.

Sin poder reprimir la alegría, se puso a cocinar el pescado con la verdura y el arroz. De cuando en cuando, echaba la mirada al suelo e imaginaba qué haría con aquel eslabón que lo unía a una cadena irrompible. (del libro Van Thuan Libre entre rejas).

Que nada ni nadie nos separe de Cristo ni de su Iglesia. Si Jesucristo es el Centro de nuestra vida, de nuestra fe, de nuestro ministerio (en el caso de los clérigos), que Él nos siga salvando, y al unísono cantemos como dice Peregrino de Esperanza, canción oficial de nuestra Catedral San Juan Pablo II, la Catedral de todos: De san Pedro a san Juan Pablo, y de él hasta Francisco, hoy la Iglesia es sal y luz con el Vicario de Cristo.

Puede ser que una persona, situación, actitud o acción de un sacerdote, un mal trato de quien atiende en la parroquia o está al frente de tal movimiento o grupo, el anti testimonio de alguien, incluso una decisión de la Iglesia te hayan alejado, levántate y dale gracias a Dios, Uno y Trino, por quien hizo que regresaras a la Iglesia.

Agradece por la misa, retiro espiritual, encuentro con Jesús, el Señor, que te hizo volver a Casa, y junto a todo el Pueblo de Dios.

Agradecemos a Dios por los 125 años de Consagración de Venezuela al Santísimo Sacramento. Que repiquen las campanas y suene nuestro Himno Nacional anunciando la Presencia Sacramental de Jesús, el Señor, que nos trae el gozo y la paz.

Ánimo.

P. Gerardo Moreno

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