“Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso esta parábola: «Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al otro y te dirá: «Cédele el puesto a éste.» Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: «Amigo, sube más arriba.» Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»
Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana. Venezuela
La Iglesia Universal celebra hoy la fiesta, entre otros santos, en honor a San Gaeteano Errico, quien nació en Secondigliano, Nápoles, el 19 octubre de 1791, y murió el 29 de octubre de 1860. Fue el gran Apóstol de la devoción al Santísimo Corazón de Jesús y de María al sur de Italia, propagando tal devoción mediante la «Pía Unión de los Santísimos Corazones» y el «Culto Perpetuo al Santísimo Corazón» instituidos por él. Fue beatificado el 14 de abril del 2002 y canonizado el 12 de octubre del 2008 por el Papa Benedicto XVI.
Y la liturgia diaria, nos presenta al Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO según San Lucas, capítulo 14, del verso 1 al verso 11. En el que Lucas nos conecta con uno de los temas vitales de la comunidad de su tiempo, y que se ha mantenido a lo largo de la historia de la humanidad: el del prestigio y el honor de ocupar los primeros puestos. Lo que hace que en la mesa de los poderosos siempre hay disputa por estos primeros puestos, ya que todos los invitados desean sentarse en los primeros puestos, por considerar que ese es el lugar de los que tienen más prestigio y ocupar los últimos puestos es una vergüenza.
Por eso es que JESÚS al observar que la mayoría de los asistentes al banquete al que había sido invitado, buscaban ocupar los primeros puestos, aprovecha para dar una enseñanza sobre la virtud de la humildad que deben tener sus discípulos. Y lo hace por medio de una parábola, siguiendo su método pedagógico, ya que, es con vivencias de la vida diaria de la que se debe extraer la enseñanza para corregir las actitudes desviadas. Eso es lo que Él pretende que hagamos, al decirnos que siempre hay que buscar ocupar los puestos más humildes, porque la verdadera Gloria es la que se recibe de DIOS, y no de los hombres.
Y por eso es que en la mesa de JESÚS los últimos suben y los primeros deben de estar dispuestos a bajar, de manera que se llegue a conformar la mesa de la equidad, donde no haya jerarquía opresora y delimitadora de la dignidad humana. De tal manera que el verdadero honor y prestigio Evangélico del discípulo de JESÚS tiene que pasar por el permanente servicio desinteresado a los demás.
Al confrontarnos con el texto, podríamos pensar que JESÚS nos están dando un manual de urbanidad y buenos modales cristianos, pero no es esa la intención del Maestro. Ya que el problema que Él nos está señalando, no es de modales, sino de valores, porque los valores son los principios que una persona o un grupo de personas asumen como líneas orientadoras para enaltecer su convivencia comunitaria, por lo que implican un compromiso de respeto hacia la dignidad de cada uno, actuando ontológicamente y de acuerdo a la Voluntad de DIOS.
Por eso es que el Maestro nos pide hoy que nos comprometamos con los Valores del Reino, para servir a todos nuestros semejantes, en especial los más pobres y marginados, que son considerados como los últimos, estos son los rostros y las coordenadas del Reino, en cual tenemos que insertarnos. Ya que el cristianismo no es una religión de ciertas costumbres, aceptadas socialmente, sino el compromiso de asumir en cada momento de nuestras vidas el mandato de Nuestro Señor JESUCRISTO, de amarnos los unos a los otros, es decir de servirnos unos a otros, aunque eso signifique para muchos una humillación, pero si tenemos FE en JESÚS y en Su Palabra, eso es lo que debemos hacer, caso contrario debemos de tener en cuenta también lo que Él dice: “los que se glorifican así mismo, al final recibirán humillaciones”(Lc 14,11).
Señor JESÚS, ayúdanos a entender plenamente los Valores del Reino, para saber que el verdadero honor y prestigio Evangélico de Tus discípulos, es el permanente servicio desinteresado a los demás, eso es “hacernos los últimos para ser los primeros”.
Amén
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