Venezuela .- Recientemente el gobernador Justo Noguera recibió en la frontera de Santa Elena de Uairén a un grupo de migrantes venezolanos que regresaban de Brasil, luego de quedarse sin empleo por la cuarentena impuesta en la nación hermana, caso que no es aislado y se repite peligrosamente poniendo en riesgo a una cantidad no determinada de migrantes criollos, que se quedan sin fuentes de ingreso en una situación de aislamiento y con dificultades para ser atendidos por el sistema humanitario.

A simple vista la noticia no parece importante, pero si estudiamos las cifras de Acnur del 2019, que nos dicen que más del 40 % de los migrantes venezolanos en Latinoamérica  realizan empleos temporales o informales en las naciones donde fueron acogidos y estamos hablando casi 5 millones de  migrantes a la fecha, significa que alrededor de 2 millones de venezolanos pueden estar en riesgo y vulnerabilidad por las medidas de cuarentena que se  aplican en el continente.   Tal cifra de momento no tiene más confirmación que el simple cruce estadístico con los registros que lleva la dependencia de la ONU que trata el tema de la diáspora.

En Colombia por ejemplo funcionan varias asociaciones y ONG que apoyan a los migrantes venezolanos y desde  hace más de una semana están completamente desbordados por la gran cantidad de peticiones de ayuda que han recibido. 

 Yanira González que coordina una de estas agrupaciones en Cali ha manifestado estar completamente “agobiada y desbordada” por la cantidad de casos que llaman a sus puertas y no da  abasto para atender.   En la zona fronteriza de Táchira, donde funcionan 31 organizaciones humanitarias censadas por la Oficina de Coordinación para Asuntos Humanitario de la ONU  (OCHA por sus siglas en inglés) la situación en días reciente era caótica por las múltiples restricciones que imponen la cuarentena y el cierre y militarización de la frontera entre ambas naciones.

Bolívar  con problemas diversos

Hace un  mes el boletín de OCHA Venezuela señalaba que las condiciones operativas y de seguridad en Bolívar, Táchira y Zulia estaban “seriamente afectadas por cortes de energía, problemas de telecomunicaciones, acceso intermitente al agua, escasez de combustible y actividades de grupos irregulares”.   En estos días con la pandemia de coronavirus en curso y las medidas de cuarentena la situación es más delicada todavía.

Cesar Martínez, quien colabora con una de las 34 organizaciones que están registradas  en el sistema de OCHA para el estado Bolívar, comenta que el tema de la gasolina ha llegado a tal extremo que prácticamente no pueden movilizarse ya desde Venezuela a los campamentos establecidos en Brasil, tanto en la Línea como en Boa Vista, donde se atienden cerca de 500  venezolanos, pues simplemente en la zona fronteriza no consiguen combustible, y el único que reciben a precios elevados  lo adquieren en la nación carioca, lo que encarece los costos de la ayuda humanitaria, ya complicada con el tema del aislamiento que impone la cuarentena y las grandes distancias entre poblaciones.

Ayuda humanitaria llega con limitaciones

La internacionalista Giuliana de la Torre que investiga en la zona fronteriza con Brasil,  manifestó su preocupación por la situación de riesgo y vulnerabilidad en que quedan muchos de los migrantes que se ven de la noche a la mañana sin ingresos para sostenerse, a lo que se suma las dificultades para ser atendidos por los sistema de ayuda humanitaria complicados por la pandemia.  

 Pues narró la joven experta que aunque desconoce los protocolos de salud implementados en este caso sabe que hay campos de abrigo, donde funcionaban comedores comunitarios que eran una alternativa para cualquiera que se quedará sin ingresos, pero que ahora deben estar cerrados por la cuarentena y complicados porque se detectó contagio de coronavirus en dos de esos campamentos.

Esto hace   – explica de la Torre-, que cualquier ayuda humanitaria se complique mucho más, y significa que  por lo menos durante dos semanas estos migrantes estarán completamente en el aire, librados a sus propios recursos, cosa difícil para personas que con frecuencia viven al día.  La fortaleza a favor de la frontera brasileña es que hay un registro más detallado de los venezolanos que han entrado a ese país,  a diferencia de lo que ocurre en la frontera con Colombia, donde fluye una cantidad considerablemente mayor de personas.

La internacionalista, – que es parte de un equipo de la UCAB Guayana que investiga el tema migratorio y otros problemas en la frontera con Brasil-: explicó que de momento se paralizaron todos los trámites, exceptuando los que estén vinculados a una situación de protección (heridos, victimas y perseguidos), pues en los actuales momentos la  prioridad  para el  sistema humanitario es la salud ante la pandemia.  Para ello se han redoblado esfuerzos en todos los centros de atención en materia de saneamiento, agua, alimentación e higiene.

Esto sin embargo, según destacó la experta guayanesa, depende de las posibilidades del sistema en cada país, pues algunos diferencian refugio de asilo, cosa que no pasa en el caso brasilero.   En el caso de México  por ejemplo se paralizó por la pandemia todo proceso de refugio y asilo.  Mientras que en las frontera de Brasil y Colombia se han instalado carpas para atender y aislar casos de posibles contagiados.

Remesas congeladas por el coronavirus

Para Giuliana de la Torre la mayor seguridad económica en estos momentos recae en los migrantes que tienen más tiempo instalados en otros países, donde quizá cuenten con un trabajo estable, y más para quienes  tienen por ejemplo un trabajo o actividad on line. 

En el caso de Colombia y Brasil  manifiesta que no sabe mucho de la situación en Colombia y Brasil de los migrantes porque han tardado un poco más en tomar las medidas de confinamiento, pero que los reportes que recibe de Chile y Perú, le dicen que los venezolanos que no están produciendo no pueden enviar remesas a sus familiares en Venezuela.

Esta situación ya ha sido reportada por  diversos medios de comunicación respeto a los migrantes venezolanos en Estados Unidos, Canadá y Europa, que ya no tienen posibilidades de enviar remesas a sus familias en Venezuela, lo que significa que muchos tendrán dificultades en el país para poder sostenerse, pues más gente de la que creemos depende de esa ayuda para poder hacer frente al alto costo de la vida que la hiperinflación impone en Venezuela.

Este trabajo nos muestra que la crisis del Coronavirus le está pegando duro a nuestro país por otro lado, el de nuestros migrantes en el resto del mundo.  Y por ende nos pega en el corazón a todos. 

Gustavo Montaña

 

 

La infografía muestra las organizaciones que laboran por los migrantes (Cortesía OCHA)

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