Fotografía donde se observa a un grupo de personas durante un acto de campaña electoral para la elecciones primarias opositoras, en Caracas (Venezuela). EFE/ Miguel Gutierrez/

Declaraciones y programas enteros dedicados a contar «las debilidades» del proceso de las primarias opositoras en Venezuela, amenazas de investigaciones y hasta la promoción de supuestas pugnas entre candidatos son algunos de los argumentos planteados por el chavismo contra las internas del 22 de octubre.

En la carrera hacia las primarias, que arrancó formalmente en noviembre de 2022 con la creación de la comisión encargada de gestionar el proceso, los obstáculos a los que se ha enfrentado la oposición, en medio de voces que vaticinan el «fracaso» de estas elecciones, han sido numerosos.

Con el primer vicepresidente del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello, a la cabeza, la campaña para cuestionar las primarias y a sus aspirantes se mantuvo casi a diario, avivada durante ruedas de prensa, eventos públicos, programas de televisión y casi cualquier espacio, no solo concerniente al chavismo, sino también al Ejecutivo.

Ejemplo de ello son las ocasiones en las que el presidente Nicolás Maduro aseguró que los aspirantes opositores buscaban una «guerra» y la «destrucción económica» del país, o las múltiples declaraciones de Cabello en las que señaló que estas elecciones están tuteladas por Estados Unidos y que era «imposible» que se celebraran tal como están planteadas.

Aprovechar debilidades

Los desacuerdos entre los opositores respecto a diversos puntos del proceso sirvieron para alimentar la estrategia chavista, centrada en la crítica constante y en aprovechas cualquier tropiezo para minar al enemigo.

Además, el oficialismo ha sugerido investigaciones sobre el financiamiento de las primarias y ha señalado a los organizadores de quedarse con parte de los fondos recaudados para sufragar los procedimientos de cara al 22 de octubre.

A la par, los seguidores del PSUV protagonizaron actos violentos en varias regiones visitadas por candidatos, que han denunciado agresiones contra su militancia, como en los casos de María Corina Machado, Delsa Solórzano, o Henrique Capriles, quien retiró su candidatura recientemente.

La campaña adversa apuntó también a los votantes, cuando diversos dirigentes chavistas criticaron en televisión nacional a los opositores por promover una elección, tras más de cinco años llamando a la abstención y atacando la transparencia del Consejo Nacional Electoral (CNE).

Por todos los frentes

Los comentarios contra las primarias no solo han venido del chavismo. Opositores disidentes de la coalición que organiza la contienda y hasta algunos que fueron parte de la comisión organizadora, y que luego renunciaron, alzaron la voz para señalar errores y advertir un posible fracaso.

Desde el pasado mes de junio, las internas están bajo amenaza de suspensión, luego de que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) admitiera para estudio un amparo constitucional que busca disolver este proceso y que fue introducido por el precandidato presidencial independiente Luis Ratti.

Bajo el argumento de que «convocaron un proceso ciudadano abierto (…) y después fueron convirtiendo eso en un proceso sectario», Ratti mantiene su postura e insiste en que su denuncia no busca «sabotear» los comicios ni tiene relación con el oficialismo, sino que responde a su interés por «depurar a la oposición».

«No soy chavista, al contrario, soy un verdadero opositor porque quienes dicen ser opositores y hacen cosas que, definitivamente, favorezcan al Gobierno como la división, como la abstención, la violencia o la ilegalidad (…) esos si son verdaderos chavistas», dijo Ratti a EFE.

De momento, el TSJ no se pronunció al respecto, pese a la insistencia del promotor del recurso.

Por su parte, María Carolina Uzcátegui, quien fue, en un primer momento vicepresidenta de la comisión organizadora y defensora a ultranza del proceso, expuso una serie de cuestionamientos a las primarias que, aseguró a EFE, no buscan «implosionar» las votaciones, sino advertir sobre sus falencias.

«Mi cuestionamiento fue que el número de centros de votación era insuficiente. El segundo cuestionamiento siempre ha estado vinculado a la idoneidad de los centros de votación», explicó Uzcátegui, quien aseguró que «cuestionar no es implosionar».

Tanto ella, como otros políticos y miembros de la sociedad civil identificados como antichavistas han insistido en que organizar una elección sin el apoyo del CNE es «inviable» y generará abstención entre el electorado.

A pocos días del evento, el partido opositor Fuerza Vecinal emitió un comunicado en el que solicitó «la suspensión y replanteamiento del proceso», por considerar que «las condiciones no están dadas» y, en «estas circunstancias», el «fracaso de la primaría sería regalarle una victoria al Gobierno».

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