Pekín.- Las provincias chinas de Hunan (centro) y Jiangxi (este) ofrecerán subsidios a granjeros para que abandonen la cría de animales salvajes y opten en su lugar por la ganadería o por el cultivo de frutas y verduras, recoge la prensa local, a raíz de un veto gubernamental sobre el comercio de estas especies.
De acuerdo con el periódico China Daily, Hunan puso en marcha el pasado viernes un plan provincial para compensar a los criadores de animales salvajes después de que las autoridades del país prohibieran su tráfico y consumo por su supuesta relación con el origen del coronavirus.
En concreto, los criadores de 14 especies recibirán subsidios que pueden llegar a los 600 yuanes (84 dólares) por cada ejemplar de civeta; 630 yuanes (88 dólares) por puercoespín; 378 yuanes (53 dólares) por ganso salvaje y 2.457 yuanes (345 dólares) por el ciervo muntjac chino.
También se pagarán 120 yuanes (16 dólares) por kilogramo de cobra, de serpiente de cascabel real o de serpiente rata, y 75 yuanes (10 dólares) por kilogramo de rata de bambú.
Además, los criadores recibirán también ayudas financieras para transformar su actividad y dedicarse al cultivo de frutas, verduras, té o a la ganadería, según el rotativo.
Esta directiva provincial llega después de que las autoridades chinas vetaran el comercio y consumo de animales salvajes dado que el origen del brote de la COVID-19 podría encontrarse en la mutación de un virus procedente de uno de los ejemplares que se vendían en un mercado de Wuhan, en el centro del país.
Allí, además de pescado y marisco, se traficaba de manera ilegal con carne de rata, pavos reales, liebres recién sacrificadas y hasta cocodrilos, atestiguan fotografías compartidas en redes sociales.
China, aún lejos de cumplir su objetivo
El especialista Peter J. Li del grupo de protección animal Humane Society International celebró la aprobación de estas propuestas: «Los granjeros chinos tienen la oportunidad de abandonar un comercio que supone una amenaza directa a la salud humana, algo que ya no se puede tolerar a la luz de la COVID-19, y también contribuir a desarrollar una industria más sostenible», afirma el experto.
No obstante, cree «China aún se enfrenta a grandes desafíos» para erradicar por completo estas prácticas «debido al proteccionismo local, las violaciones de la legalidad por parte de los comerciantes y la falta de mecanismos para aplicar la ley».
También denuncia que estos planes no contemplan a los animales salvajes que, aunque no se consumen, se utilizan para hacer pieles o para elaborar productos de la medicina tradicional china, y advierte de que los criaderos podrían acabar sacrificándolos para intentar cumplir con las nuevas directivas.
Asimismo, Li agrega que, pese a que el Gobierno decidió revisar la ley sobre el consumo y comercio de animales exóticos a finales de febrero, es posible que un texto final al respecto no esté preparado a tiempo para que se apruebe durante la sesión anual del Legislativo chino, que comenzará el viernes 22 tras haber sido pospuesta por el virus.
Científicos, medios de comunicación, asociaciones civiles y particulares chinos han alzado su voz en los últimos meses para pedir más regulaciones e información más transparente para los consumidores así como campañas de concienciación que frenen el comercio y consumo de estas especies.
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