La Paz.- El ingreso pleno de Bolivia al Mercosur, un proceso iniciado hace casi una década y dilatado por diversas cuestiones, volverá a ser motivo de debate en la próxima cumbre del bloque en la que su aliado Argentina, como presidente pro tempore, prevé hacer una gestión para concretar su adhesión.

Este compromiso ha reavivado las expectativas positivas sobre todo en las autoridades bolivianas que defienden que la adhesión plena al bloque permitirá a Bolivia gozar de beneficios económicos y sociales, mientras que algunos sectores empresariales privados mantienen sus reservas al respecto.

Estas son algunas claves para recordar el transitar andado por el país suramericano para ingresar plenamente al Mercosur y las bondades y desventajas que supondrá esta adhesión una vez que supere el trámite restante en el Parlamento brasileño.

LOS ANTECEDENTES

El protocolo de adhesión de Bolivia al Mercosur fue firmado por primera vez el 7 de diciembre de 2012, cuando Paraguay estaba suspendido del bloque como consecuencia de la destitución del entonces presidente Fernando Lugo.

Aunque estaba suspendido, Paraguay aún era miembro de pleno derecho del grupo y, según los estatutos del Mercosur, también debía aprobar el ingreso de un nuevo socio, por lo que el 17 de julio de 2015 se volvió a firmar un nuevo protocolo idéntico al anterior incluyendo a esa nación.

Los parlamentos de Argentina, Uruguay y Venezuela -suspendida desde 2017- ya habían aprobado el primer protocolo, por lo que ahora el ingreso pleno de Bolivia al bloque está en manos del Congreso brasileño.

«Argentina ha ofrecido toda la colaboración para solicitar a Brasil, que es el único socio del Mercosur que faltaría, que pueda realizar esta ratificación a la brevedad posible y estaríamos a la espera de eso», dijo a Efe el viceministro de Comercio Exterior e Integración, Benjamín Blanco.

El ministro admitió que la ratificación «depende de los tiempos políticos de Brasil», aunque expresó su confianza en que pueda darse este año, teniendo en cuenta los avances del trámite en el Parlamento de ese país, el trabajo preparatorio y las expresiones de los otros miembros de impulsar la adhesión plena de Bolivia.

COMERCIO «GASIFICADO»

En 1996, Bolivia firmó el Acuerdo de Complementación Económica número 36 (ACE 36) que estableció una «zona de libre comercio» con ese bloque, pese a las críticas de los empresarios locales, recordó en declaraciones a Efe el gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez.

Aquella liberalización del comercio, vigente desde 1997, dio un «resultado negativo monstruoso en la balanza comercial que está encubierto por la venta de gas natural al Brasil y Argentina» que no tiene nada que ver con el ACE 36, indicó Rodríguez, cuya institución asesora al sector exportador boliviano.

Si se «desgasifica» la relación comercial con Mercosur, el déficit comercial con el bloque pasó de 238 millones de dólares en 1996 hasta sobrepasar los 2.000 millones de dólares desde 2011, advirtió el experto, que también cuestionó que el acuerdo no favoreció a las exportaciones no tradicionales boliviana.

Blanco consideró que «Bolivia ha pagado el costo de la liberación comercial sin disfrutar de los beneficios de ser parte del Mercosur» con la aprobación del ACE 36, que en su momento supuso la pérdida de empleos y el ingreso de productos del bloque sin pagar aranceles.

PROS Y CONTRA

Ante esta situación, el viceministro remarcó la importancia de completar la adhesión boliviana al Mercosur, que supondrá «reparar ese error» y participar, por ejemplo, en la aprobación de normas que se adecuen a la estructura productiva local para aprovechar la desgravación.

O ser parte de los proyectos conjuntos de desarrollo, los encadenamientos productivos y superar los obstáculos no arancelarios que actualmente traban las exportaciones bolivianas.

Otra ventaja es la «fuerza negociadora» que ganará Bolivia para entablar acuerdos comerciales en conjunto con otros países o con la Unión Europea, por ejemplo, además de un «verdadero aprovechamiento» de la hidrovía Paraguay-Paraná como salida al océano Atlántico, agregó.

Según Blanco, también serán favorecidos los cerca de dos millones de bolivianos que se calcula que viven en países del Mercosur y que podrían beneficiarse con las normas para la «libre movilidad, el ejercicio profesional, la utilización de los servicios de salud» o la seguridad social.

Para Rodríguez, «cuando un país tiene una economía débil, baja competitividad y poco desarrollo institucional y no está preparado para asumir los retos que supone la liberalización comercial y la armonización de políticas, los resultados son negativos».

Por lo que el experto consideró que «habría que preguntarse es si el país está preparado para enfrentar igual competencia en el campo de la liberalización de servicios» y asumir compromisos como el hecho de ya no poder negociar de forma bilateral con otros países.

«Si antes del ACE 36, por cada dólar de exportación al Mercosur le comprábamos bienes por menos de 4 dólares y hoy, por cada dólar que obtenemos por la exportación de menos de 300 productos a dicho bloque se van 10 dólares desde acá por la compra cada año de cerca de 4.000 productos, es que algo anda mal», advirtió.

 
 
Gina Baldivieso EFE

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