El Gobierno colombiano «está trabajando» y dialogando con el venezolano tras la decisión tomada ayer por el Ejecutivo de Nicolás Maduro de suspender las actividades de la Oficina del Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la ONU y expulsar a sus trabajadores extranjeros.
El canciller encargado de Colombia, Luis Gilberto Murillo, aseguró que «estamos trabajando en el tema, estamos en diálogo con el Gobierno de Venezuela», cuando le preguntaron esa decisión a la salida de la Conferencia de Seguridad de Múnich, en la que el presidente Gustavo Petro participa como único mandatario suramericano invitado.
«Nosotros hemos tenido unos canales diplomáticos muy moderados, muy discretos, que han ofrecido la posibilidad de llegar a acuerdos», estimó Murillo, quien lleva menos de una semana como canciller encargado en reemplazo de Álvaro Leyva, suspendido tres meses por la Procuraduría (Ministerio Público) por posibles irregularidades en la adjudicación de un contrato de pasaportes.
Murillo aseguró que «Colombia jugó un papel importantísimo detrás de escena para que se pudiera llegar al acuerdo de Barbados».
Ese acuerdo alcanzado en octubre del año pasado entre el Gobierno venezolano y la Plataforma Unitaria Democrática, que representa a la oposición, como hoja de ruta para la celebración de elecciones generales democráticas y la suspensión de sanciones a Venezuela.
Colombia ejerció entre bambalinas un poder de mediación en el que ahora el Gobierno se escuda, a pesar de las críticas de que no se ha pronunciado ni sobre la expulsión de ayer del organismo de derechos humanos de la ONU ni sobre la suspensión de la candidatura de la opositora María Corina Machado.
«Tenemos un compromiso de fondo del presidente Petro para Venezuela (para) que las soluciones las plantee el mismo pueblo venezolano», agregó el canciller encargado.
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