Madrid, España.  El crecimiento del deporte como actividad económica ha dado lugar al surgimiento de modelos empresariales más propios de otros sectores, como el de la franquicia, que la empresa española Sportmadness ha comenzado a reproducir con éxito, hasta el punto de sumar nuevos franquiciados incluso tras la pandemia.

«El 80% de la gestión que haces para la mayoría de actividades es la misma: da igual que sea una carrera, un triatlón, o un campus, la parte de gestión, comercial y desarrollo, es parecida, y nosotros hemos creado procedimientos de cada una de ellas para toda la red», explica a EFE el fundador de Sportmadness, Alejandro García.

UNA APUESTA POR LA PROFESIONALIZACIÓN EN EL DEPORTE

El responsable de este proyecto fue durante varios años entrenador de fútbol y tras considerar que había «mucho que profesionalizar» en el sector deportivo decidió lanzar la marca en 2012 mientras trabajaba en el ámbito corporativo, aunque no fue hasta 2017 cuando puso en marcha las franquicias.

Desde entonces, más de una veintena de personas han confiado en su modelo para poner en marcha su negocio, y en conjunto gestionan varios gimnasios, un club de pádel, un polideportivo, varias escuelas deportivas, más de 150 campus de verano y pruebas como la Viesgo Night Race de Lugo, la Carrera de los Contrabandistas 2019 en Urdax (Navarra) o la ‘Grand Pink Run’ de Las Palmas.

Guillerno Pedrajo es uno de los franquiciados de Sportmadness, después de haber dejado una carrera futbolística en la que alcanzó la profesionalidad en Segunda B y tras haber organizado algunos campus futbolísticos en Cantabria. «Veía que montando un club o una asociación me iba a enfocar mucho en una zona y no me iba a poder expandir. Por eso invertí en la franquicia», explica a EFE.

En dos años este emprendedor cántabro ha logrado gestionar dos gimnasios en Asturias, las escuelas deportivas en tres municipios de Burgos y varios servicios deportivos en Palencia capital, así como varios campamentos y campus de tecnificación deportiva, y las carreras nocturnas que patrocina la compañía eléctrica Viesgo.

Los franquiciados de esta compañía trabajan para entidades públicas, como entidades regionales y locales, y también para privadas, como clubes y asociaciones, a los que se presentan más como colaboradores que como competidores.

«Ven que les falta tecnología, y que no pueden dar esos servicios de forma acorde, o que sabían que se podía hacer mejor y les faltaban los medios o el conocimiento», opina el fundador de Sportmadness, Alejandro García.

En Barcelona lleva un año gestionando una franquicia Eduard Benlliure, que optó a este modelo después de haber iniciado un proyecto personal de cajas de regalo con actividades y tratamientos deportivos que no acabó de fructificar.

«Lo hice solo y me costó mucho, vi que me faltaba un equipo detrás y una marca, no me conocía nadie. Empecé a buscar como solucionar esto y vi que el modelo de franquicia encajaba bien», explica a EFE este emprendedor barcelonés, que de la mano de esta empresa comenzó a optar en licitaciones públicas, hasta el punto de conseguir la gestión de una instalación junto al Camp Nou.

En su caso, el desarrollo de su proyecto de gestión deportiva, con varios acuerdos para gestionar torneos de pádel, clubes de corredores, carreras solidarias o clases de ejercicio para empresas, se topó con la pandemia de coronavirus. «Teníamos que empezar a gestionar una instalación deportiva en Barcelona el 16 de marzo, y no la hemos podido abrir hasta el lunes pasado», reconoce.

MÁS INTERESADOS EN EMPRENDER PESE A LA PANDEMIA

El parón por la COVID-19, obligado para todas las actividades deportivas durante tres meses, no ha paralizado del todo a estos emprendedores. «Es curioso, pero a mí me ha ido bien, he podido hacer contactos a través del correo electrónico y han surgido oportunidades», apunta Benlluire.

Su compañero en Cantabria sí ha salido más perjudicado, al parar todas sus actividades y tener que solicitar un Expediente de Regulación Temporal de Empleo para 15 trabajadores. «Nos ha perjudicado la suspensión de todas las actividades, pero no tanto como a otras pymes al trabajar con administraciones públicas. Y he aprovechado la cuarentena para ver oportunidades», añade.

Curiosamente, la pandemia ha provocado que más personas llamen a la puerta de esta compañía en busca de poner en marcha su negocio deportivo. «Nos han llegado más interesados y con perfiles de gran calidad. La gente tiene que buscarse las habichuelas porque el empleo para toda la vida ya no existe», señala Alejandro García.

Entre estos nuevos empresarios deportivos en plena pandemia está Albert Orantes, que ha lanzado su franquicia en Casteldefels (Barcelona) después de haberse visto en un ERTE en la empresa en la que trabaja como contable mientras cursaba un postgrado de dirección deportiva y entrenaba a un equipo de fútbol local.

«Justo cuando inicié la franquicia empecé a contactar con clubes y conseguí la organización de dos campus de verano. He tenido suerte nada más llegar, pero ha habido un trabajo previo», explica a EFE Orantes, que reconoce que es «un poco locura» lanzarse a emprender en plena pandemia. «La gente me decía que lo pensara bien», añade.

También Aitor Gómez ha lanzado durante la COVID-19 una franquicia en Vizcaya, aunque en su caso la decisión estaba ya tomada cuando apareció la emergencia sanitaria. «Creo que pese a la pandemia también es un momento para arriesgar y tomar decisiones para crecer. Seguramente nos cueste más arrancar que en un momento normal, pero el que quiere excusas siempre las va a encontrar», opina.

Este emprendedor bilbaíno ya tenía experiencia en gestión al haber trabajado en una firma de representación deportiva en Estados Unidos, considera que en España «no está tan desarrollada» la parte empresarial del deporte.

«Me ha sorprendido que hemos cerrado algunos proyectos, aún siendo un momento complicado a nivel nacional», apunta Gómez, que tenía algunos campus deportivos preparados que deberá postponer por la pandemia y quiere centrarse en los eventos «diferenciales», como el ‘plogging’, un tipo de carrera con contenido medioambiental durante la cual se van recogiendo desperdicios en la naturaleza.

Con este modelo tan particular para el sector deportivo, los franquiciados de Sportmadness facturaron en su conjunto casi 2 millones de euros durante el año 2019, y esperan seguir creciendo aún con el parón provocado por la COVID-19. Confían en que el deporte popular es algo más que una tendencia.

«Yo creo que el deporte está ahí siempre, la gente en vez de gastarse 50 se gastará 20, pero seguirá porque es accesible. Las administraciones tienen un presupuesto no gastado y tienen que fomentar el turismo, y una de las vías para esto es el deporte», reflexiona Alejandro García.

EFE noticias

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