El Observatorio Nacional de Kitt Peak, ubicado en Arizona, estableció un nuevo récord al observar más de 450.000 cuásares espaciales mediante el uso del Instrumento Espectroscópico para la Energía Oscura (DESI) y así crear el mapa tridimensional más precioso del universo.

Dicho dispositivo está programado para continuar recopilando imágenes del espacio, y se espera que capture más de 3 millones y 37 millones de galaxias en 2026. 

Hasta ahora, la DESI ha logrado visualizar alrededor de 11.000 millones de años de historia espacial, sin embargo, antes no se tenía ni un 1% de precisión en la medición del universo. 

Cálculos para el mapa espacial 

Para generar el mapa tridimensional del universo, los científicos se han enfocado en las imágenes de la DESI, en específico, las que muestran las zonas de mayor densidad de partículas, dando paso a áreas con una gran carga de galaxias y otras mayormente vacías. 

En líneas generales, estas «burbujas» poco densas resultan fundamentales, ya que su tamaño permite a los astrónomos determinar la distancia a la que se hallan. De este modo, se logra medir la profundidad para situar estos puntos en la dimensión adicional necesaria para el mapa tridimensional.

División espacial 

Entender la distribución de la materia en el universo primitivo resulta esencial para abordar la evolución cósmica. Al observar hacia distancias cada vez mayores, se experimenta un retroceso en el tiempo, dado que la luz requiere tiempo para alcanzar a la Tierra desde los límites del universo.

Por consiguiente, un objeto ubicado a 11.000 millones de años luz requerirá el mismo lapso en alcanzarnos. Por lo que, se contempla su estado en ese periodo pasado, cuando el universo aún era joven y emitía esa luz.

Al emplear las oscilaciones acústicas de bariones o BAOs, los expertos han segmentado el mapa en zonas progresivamente distantes que simbolizan diversas etapas en la creación del universo.

Desde siempre se ha implementado el modelo de investigación Lambda-CDM, donde la energía oscura, la materia ordinaria, y la materia oscura influyen en el desarrollo del universo.

Tanto la materia ordinaria como la materia oscura poseen fuerza gravitatoria y, en principio, deberían aproximarse mutuamente. No obstante, la expansión del universo se atribuye a la energía oscura, la cual compensa tal fuerza gravitatoria.

Existe la probabilidad de que este esquema sea preciso y que tanto la energía oscura (lambda) como la materia oscura fría (CDM) sean la raíz de esta tasa de expansión.

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