El debate sobre cuándo comienza el envejecimiento no es nuevo, pero las recientes declaraciones del actor Tom Hanks han reavivado la conversación.

Para el ganador del Óscar, los 35 años son el punto de inflexión: “Tu metabolismo se detiene, la gravedad empieza a destrozarte, tus huesos comienzan a desgastarse y te paras de manera diferente”, afirmó el actor, ahora de 68 años.

La postura científica

Sin embargo, la ciencia no está del todo de acuerdo. Según Steve Hoffmann, profesor de biología computacional en el Instituto Leibniz sobre el Envejecimiento en Alemania, el momento crítico llega más tarde, entre los 45 y los 50 años.

“No tengo motivos para dudar de que Tom Hanks sintiera algún deterioro fisiológico a los 35”, comentó Hoffmann en declaraciones al Daily Mail, “pero los datos epidemiológicos nos indican que las tasas de incidencia de muchas enfermedades y discapacidades asociadas con la edad comienzan a manifestarse entre 10 y 15 años después”.

Factores individuales y estudios recientes

El profesor Hoffmann subraya que el envejecimiento es “un proceso altamente individual influenciado por muchos factores”, incluyendo la genética, los niveles de estrés, la alimentación y el tabaquismo.

Esto significa que no todos envejecemos al mismo ritmo ni experimentamos los mismos cambios.

Un estudio reciente liderado por el doctor Michael Snyder, de la Universidad de Stanford, aporta más claridad al tema.

Tras analizar muestras de 108 personas sanas de entre 25 y 75 años, el equipo identificó dos momentos clave de cambios relacionados con la edad: uno alrededor de los 44 años y otro a los 60.

Esto sugiere que el envejecimiento no es un proceso lineal, sino que ocurre en oleadas. “Es posible que haya otras oleadas de envejecimiento, incluso una en los 30, como sugiere Tom Hanks”, admite Hoffmann.

Sin embargo, recalca que estos picos son complejos y varían de una persona a otra.

Se concluye que…

Aunque la ciencia no ha establecido una respuesta definitiva, sí deja algo claro: el envejecimiento es un proceso multifacético que puede acelerarse o ralentizarse según factores como la genética, el estilo de vida y la salud general.

Así que, independientemente de si los 35, los 45 o los 60 son el punto de quiebre, mantenerse activo y cuidar los hábitos diarios puede marcar la diferencia en cómo se transita por estas etapas inevitables de la vida.

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