“En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos hacia sus discípulos y les dijo: «Felices ustedes los pobres, porque de ustedes es el Reino de Dios. Felices ustedes, los que ahora tienen hambre, porque serán saciados. Felices ustedes, los que lloran, porque reirán. Felices ustedes, si los hombres los odian, los expulsan, los insultan y los consideran unos delincuentes a causa del Hijo del Hombre. Alégrense en ese momento y llénense de gozo, porque les espera una recompensa grande en el cielo. Recuerden que de esa manera trataron también a los profetas en tiempos de sus padres. Pero ¡pobres de ustedes, los ricos, porque tienen ya su consuelo! ¡Pobres de ustedes, los que ahora están satisfechos, porque después tendrán hambre! ¡Pobres de ustedes, los que ahora ríen, porque van a llorar de pena! ¡Pobres de ustedes, cuando todos hablen bien de ustedes, porque de esa misma manera trataron a los falsos profetas en tiempos de sus antepasados!   

“Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana, Venezuela

La Iglesia universal celebra hoy la Fiesta, entre otros santos, en honor a San Juan Crisóstomo. Este Padre de la Iglesia fue famoso por sus discursos públicos y por su denuncia de los abusos de las autoridades imperiales y de la vida licenciosa del clero bizantino. En razón de su extraordinaria elocuencia que lo consagró como el máximo orador entre los Padres griegos, es considerado el patrono de los predicadores.

En la liturgia del día meditamos los textos: Col 3,1-11; Sal 144 y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, según San Lucas, capítulo 6, del verso 20 al verso 26. En el que JESÚS, presenta a Sus seguidores las Bienaventuranzas o Programa del Reino de DIOS, que es un llamado y una esperanza dirigidos a los olvidados de este mundo, empezando por los pobres de su pueblo, herederos de las promesas de DIOS hecha a través de los profetas. Por eso es que el DIOS Encarnado quiere mostrar Su Misericordia a los pobres y empieza encargándoles Su Mensaje y haciendo de ellos sus primeros cooperadores.

Recordemos que este programa también es un tema central en el Evangelio según San Mateo, pero es bueno resaltar las particularidades que Lucas le da a este hecho. Mientras que Mateo refiere las frases de JESÚS en tercera persona, en este relato JESÚS, habla en un tono fuerte, directo y concreto, contrastando las cuatro bienaventuranzas, que concentran las ocho de Mateo, con los cuatro Ayes. Mateo pone en futuro la mayor parte de las promesas, Lucas las pone en presente, como realidades ya acontecidas, no hay modo de evadirse, es una interpelación que nos llega de frente y sin términos medios.

Hay otras diferencias que son bien marcadas en ambos relatos, ya que mientras que Mateo presenta la escena en la montaña, la proclamación del Reino, según Lucas, se hace en la llanura, donde todos pueden entender porque una relación directa entre DIOS HIJO y sus interlocutores. En este relato JESÚS, dirige Sus Palabras a gente venidas de todas partes, a esta multitud universalista le propone dos horizontes: uno de felicidad y otro de desdicha, con una clara inversión de los valores en la sociedad.

Y es que, en contraposición a las Bienaventuranzas, Lucas presenta unas lamentaciones que recuerdan a las de Isaías (65,13-14). Son lamentaciones como las que se hacían por los muertos, no son maldiciones. Pues el rico se olvida de DIOS y se vuelve impermeable a la Gracia. Y estas lamentaciones son un signo del Amor de DIOS por los ricos, como las Bienaventuranzas lo son por los pobres, pues Él Ama a todos, aunque de distinta manera. A los unos les asegura que destruirá las estructuras de la injusticia, y a los otros les advierte que las riquezas traen consigo la muerte.

Las Bienaventuranzas no hablan de la conversión del rico, como tampoco afirman que los pobres sean mejores por su condición social, sólo prometen un vuelco a las estructuras de mal enquistadas en las sociedades humanas, por lo que hay la necesidad de llevarlas a la práctica para tener sociedades donde la justicia y la equidad sean la garantía de las convivencias pacíficas. Por eso es que hacerlas realidad es un deber irrenunciable de todos los que nos llamamos seguidores de JESÚS.

Al confrontarnos con el texto de inmediato se presentará ante nuestros ojos esa secuencia interminable de hechos que vemos a diario: una exhibición de personas insatisfechas, resignadas, o sin esperanza. Por eso es que podemos decir que las Buenas Nuevas del Reino de DIOS, significa una nueva manera de relacionarnos en la vida de las sociedades humanas, porque DIOS bendice a los pobres, pero no la pobreza, y nos ha dado una dignidad para que no andemos como mendigos, sino como mujeres y hombres dignos, que podemos satisfacer cada una de nuestras necesidades con nuestro esfuerzo y con los dones que Él nos ha dado.

Nuestra tarea es entonces, la de ponernos en camino para hacer realidad el Reino de los Cielos en medio de nosotros, llevando a la práctica El Programa del Reino que son las Bienaventuranzas dadas por JESÚS. Actitud que nos va a generar una constante tensión contra quienes favorecen la exclusión, la indiferencia, la explotación, la dependencia y la manipulación. Y esos enfrentamientos también nos van a generar rechazos y persecuciones, que sólo podremos soportarlas con la Fuerza del Espíritu Santo. Porque el Nuevo Horizonte que nos da la enseñanza de JESÚS, nos permite mirar la realidad bajo una nueva perspectiva, la de saber que Él nos da la Fuerza para buscar la manera de salir de esta postración en la que nos encontramos,

Señor JESÚS, Ayúdanos a dejarnos guiar por Tu programa de Esperanza presente en las Bienaventuranzas, para hacer realidad nuestro sueño de tener una sociedad, donde todos podamos tener los bienes necesarios para nuestra felicidad de acuerdo al esfuerzo que cada quien haga para tal fin.

Amén

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