«Las dudas no son en absoluto ilegítimas sobre las diferentes sospechas. Es lo que dijeron Vingegar y Pogacar en la jornada de descanso», indicó Prudhomme en la salida de la décimo séptima etapa.
El director del Tour recordó que los controles antidopaje son cosa de una agencia independiente que también los efectúa en medio centenar de diferentes, lo que evita cualquier duda sobre connivencia de los organizadores.
«Así lo deseábamos en otras épocas, cuando estábamos en medio de muchos casos. El maillot amarillo es controlado a diario, al igual que las bicicletas», indicó.
Prudhomme respondió en la misma línea de lo que dijeron Vingegaard y Pogacar durante la jornada de reposo, que atribuyeron sus resultados a los progresos técnicos y de entrenamiento que se han registrado en el ciclismo en los últimos años.
«Ha habido importantes mejoras, sobre todo en el material que es un asunto importante. Los progresos son tan grandes que tienen incidencia en la seguridad, porque se va demasiado rápido en los descensos», señaló.
Junto a ello, Prudhomme destacó la creciente profesionalización de los corredores, «que son monjes que rechazan todo tipo de exceso, incluso en diciembre», lo que también influye en su preparación.
El director del Tour señaló que el ciclismo es el deporte más estricto en los controles y recordó que, a diferencia de otros deportes en los que los deportistas pueden ser inyectados para seguir compitiendo, en el suyo esa práctica está prohibida.
Vingegaard hizo un tiempo sorprendente en la contrarreloj de este martes, más de tres minutos menos del mejor cálculo que habían previsto los organizadores para los 22,4 kilómetros entre Passy y Combloux.
El danés superó en 1.38 minutos al esloveno Tadej Pogacar, que a su vez sacó más de un minuto a todo un especialista en la lucha contra el crono como el belga Wout van Aert.
¡Síguenos en nuestras redes sociales y descargar la app!