En una increíble revelación proveniente del permafrost siberiano, se ha encontrado un lo antiguo de 44.000 años en la región de Yakutia, al este de Rusia.

Los lugareños hallaron este lobo a una profundidad de aproximadamente 40 metros próximo al río Tirekhtyakh, en el distrito de Abyi. El espécimen ha sido transportado al Laboratorio del Museo Mammoth de la Universidad Federal del Noreste en Yakutsk para su minucioso estudio.

La relevancia de este hallazgo radica en el sorprendente estado de conservación del lobo, que presenta pelaje, huesos, órganos y dientes intactos.

El director del Laboratorio del Museo Mammoth, Maxim Cheprasov, indicó que «se extrajo un premolar para determinar la edad biológica del hallazgo». Asimismo, la dentición y el desarrollo de la cresta sagital son evidencias de que es un lobo macho adulto.

El permafrost, una capa de suelo que se conserva congelada incluso en la temporada de verano, ha posibilitado que los restos antiguos se preserven de manera excepcional.

Conservación de los restos

Los expertos consideran que estos restos son algunos de los más completos jamás encontrados debido a que el hielo previene la descomposición de los elementos orgánicos.

Una cualidad particularmente llamativa del lobo es que su estómago se mantuvo casi intacto, lo que conseguiría proporcionar datos importantes sobre su dieta.

Según el jefe del Departamento de Estudio de Fauna de Mamuts de la Academia de Ciencias de Yakutia, Albert Protopopov, afirma que la disección permitirá obtener una visión detallada de la biota del antiguo Pleistoceno.

Además, los microorganismos encontrados en el lobo tendrían utilidades modernas. Protopopov señala que se espera entender mejor las comunidades microbianas antiguas y la representación de bacterias patógenas riesgosas en su estructura.

Este lobo antiguo se ha convertido en el primero en estar sujeto a una autopsia de este estilo, lo que subraya su importancia científica.

Por otro lado, el jefe del Laboratorio de Genómica Funcional y Proteómica del Instituto de Medicina Experimental, el profesor Artemy Goncharov, sugiere que estos estudios podrían tener beneficios modernos al revelar cómo las bacterias vivas consiguen sobrevivir en descubrimientos de animales fósiles durante milenios.

Sumado al interés en el lobo, la investigación del permafrost es esencial para observar el impacto del cambio climático.

Esta capa de suelo contiene alrededor de 1.500 millones de toneladas de carbono, que es el doble de la cantidad encontrada en la atmósfera. El calentamiento global ocasiona la liberación de estas reservas de dióxido de carbono y metano, incrementando el efecto invernadero.

Por tales motivos el permafrost ha sido fundamental para la conservación de restos orgánicos y ha permitido hallazgos relevantes en el pasado. En Siberia, se han descubierto cuerpos de escitas con tatuajes intactos en la piel, y los restos de un bebé mamut encontrado en 2010 aún preservaba mechones de pelo luego de 39.000 años.

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