En 1981 la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró que el tercer martes de septiembre, sería proclamado y observado oficialmente como ‘Día Internacional de la Paz. El 7 de septiembre de 2001 la Asamblea decidió declarar universalmente como Día Internacional de la Paz el 21 de septiembre de cada año, fecha que se señala “para que todos lo celebren y observen la paz».
Esa paz que hoy conmemoramos, ha sido una de las grandes utopías de nuestra raza humana, un sueño elusivo que parecemos destinados por nuestra propia naturaleza belicosa a no alcanzar debidamente. El matemático e investigador, Lewis Fry Richardson investigó todos los conflictos desde el siglo XIX hasta la década de los 1950; considerando conflicto aquel enfrentamiento donde han muerto personas por causa intencionada de otra persona; de este modo juntaba los conflictos bélicos con las muertes por asesinato y homicidio a gran escala.
Las ciudades-estado sumerias de Lagash y Umma, hacia el año 2450 a.C. La disputa se produjo por unas tierras de regadío, según la Enciclopedia mundial de las relaciones internacionales y Naciones Unidas, en los últimos 5500 años se han producido 14.513 guerras que han costado 1.240 millones de vidas y no han dejado sino 292 años de paz.
Este año, ha sido más claro que nunca que no somos enemigos el uno del otro. Más bien, nuestro enemigo común es un virus que amenaza nuestra salud, seguridad y estilo de vida. La COVID-19 ha llevado a nuestro mundo a la agitación y nos ha recordado por la fuerza que lo que sucede en una parte del planeta puede afectar a las personas en todas partes.
En marzo, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, pidió a todas las partes beligerantes que dejen sus armas y se concentren en la batalla contra esta pandemia mundial sin precedentes. Si bien el mensaje estaba dirigido a los partidos armados, a la solidaridad y la cooperación a través de las fronteras, parece que no fue debidamente atendido pues en plena pandemia siguen los combates y enfrentamientos en muchas partes del globo.
En pandemia fueros los enfrentamientos de marzo en Petare, los tiroteos de Caracas donde los cuerpos de seguridad fueron vencidos por los grupos delictivos, este fin de semana en la zona fronteriza nuestras tropas lucharon con irregulares de las FARC y quedó media docena de muertos, los fallecidos por las protestas en años contra el gobierno suman ya miles en 21 años de régimen.
Aún resuena la frase del extinto comandante “somos una revolución pacífica pero armada” y aquella otra “la oposición y el imperio son los enemigos y al enemigo hay que arrasarlo de la faz de la tierra”; y más allá de ello ese espíritu belicista y de enfrentamiento ha encontrado asiento y vida en los múltiples colectivos armados, las peligrosas “zonas de paz” controladas por pranes, las temibles FAES que a la fecha son responsables de ultimar a casi 400 personas en la región capital, además de los incontables abusos y atropellos del gobierno como la reciente golpiza al odontólogo y cirujano maxilofacial Williams Arrieta.
Este 21 se conmemoró el Día Internacional de la Paz en un país sumido en la violencia, con las peores cifras que se pueda imaginar en el continente, evidenciando que como nunca esa anhelada paz es una necesidad perentoria para la nación, para cada uno de nosotros, para la sencilla y elemental vida.
¡Ahora toca construirla!
Gustavo Montaña
Twitter:@asiesradio
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