Ciudad Guayana.- La mayoría de la población guayacitana se sienten desprotegidos en materia de salud, sobre todo familias de recursos económicos limitados.

La angustia que siente cada madre o padre de familia es diaria, por el temor de pensar en que alguno de sus familiares pudiera enfermar.

Un panorama indeseable debido a las fallas en el sistema de salud público, es que los pacientes se mantienen en zozobra porque saben que en los hospitales no hay insumos médicos-quirúrgicos y hasta el personal de salud es deficiente, debido a la diáspora venezolana.

Son muchas historias de pacientes y familiares, que relatan momentos de desasosiego o preocupación al tener que ingresar a los hospitales de Ciudad Guayana, que actualmente no funcionan y su infraestructura se desploma.

Mariano Pezua Hermoza, es uno de cientos de casos en Caroní, que lamentan la pérdida de un ser querido por no recibir atención médica inmediata.

Maximiliana Arandia de Pezua, falleció el 22 de junio de 2019, luego de haber sido ingresada a la emergencia del hospital Uyapar.

El señor Pezua asegura que su esposa estuvo durante 20 horas en el recinto hospitalario esperando ser evaluada diligentemente por un médico de guardia.

«Acudimos al hospital Uyapar porque el vientre de mi esposa se le inflamó, por retención de orina. Anteriormente la había llevado al CDI de Castillito, donde me dijeron que la llevara al hospital porque no estaban en capacidad de solventar la situación», cuenta Pezua.

Desde la 1:00 p.m. del día viernes 21 de junio hasta llegar las 12:00 a.m. del 22 de junio fue cuando recibió hidratación.

«Una traumatóloga le puso presuntamente un suero y otros elementos, que desconozco para estabilizarla. El vientre de mi esposa se inflamó por la retención de líquido, tenía rasgos de sangre. Yo estaba desesperado porque no llegaba nadie de bata blanca, pero no teníamos una respuesta contundente en ese momento», describe.

Continúa narrando que al amanecer del día sábado comenzó a vomitar.

«Ella murió el día sábado 22 de junio a las 8:30 a.m., ahogada en su propio vómito frente a mi desesperación. No había un especialista o un internista que la socorriera, personas que estaban allí, me decían llévala a otro sitio, ¿pero dónde la iba a llevar, si no tengo recursos para ir a una clínica? «, lamenta Pezua.

Critica que la población de Ciudad Guayana quedó desamparada por no contar con hospitales que brinden asistencia médica calificada y eficaz.

Pezua dice que como su caso, se repiten a diario en las emergencias de los centros asistenciales de la ciudad.

«Muchas personas me dijeron: había que colocarle sondas para drenar la retención de orina. Si hubiese recibido la atención adecuada, mi esposa estuviera viva», recuerda.

Ante la frustración el doliente ha hecho la denuncia en la Defensoría del Pueblo, sin llevarse una palabra de aliento.

«En la Defensoría del Pueblo lo que me han dicho, es que allí tienen una cantidad de denuncias dirigidas hacia la directiva del Uyapar, pero no hace caso», menciona.

En protesta por seguridad social

Tanto Mariano como su esposa, de nacionalidad peruana, han trabajado por 40 años como dirigentes comunales en defensa de los derechos humanos.    

Con la sensación de impotencia a flor de piel, el señor Pezua en nombre de su esposa y demás víctimas de desasistencia por parte de autoridades en materia de salud y alimentaria, a modo de protesta inició este martes una caminata hasta la Alcaldía de Caroní desde el hospital Uyapar.

Con la intención de entregar un documento donde puntualiza todas las penurias por la que tiene que pasar un ciudadano en Caroní, cuando un familiar enfrenta una enfermedad.

«No quiero que la muerte de mi esposa quede en el olvido», resalta.

Asimismo volverá a la Defensoría del Pueblo el miércoles para entregar la denuncia.

Con esta acción de calle, Pezua alza su voz en nombre de todos los miembros de las comunidades más desposeídas, para que se reactive los hospitales de Guaiparo y Uyapar, para garantizar la salud de las familias guayacitanas.

De modo que, exhorta a las autoridades sanitarias respeto al derecho de la salud, tal como lo establece la Constitución Bolivariana de Venezuela en sus artículos 83, 84, 85 y 86. 

Por Yessika Muñoz

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