Madrid.-Un equipo de investigadores españoles ha hecho un hallazgo que explicaría los efectos nocivos que algunos tratamientos contra el cáncer tienen sobre el sistema nervioso, lo que podría abrir una nueva vía para la búsqueda de compuestos más eficientes y que generen menos efectos secundarios.
Los resultados de la investigación, realizada por científicos del Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), aparecen publicados en la revista eLife.
Los «microtúbulos», unos filamentos formados con la proteína tubulina, están presentes en todas las células del cuerpo humano; regulan su forma, funcionan como carreteras para el transporte en su interior y dirigen la herencia del material genético durante la división, ha informado este martes el CSIC en una nota de prensa.
Estas características convierten a los «microtúbulos» en una diana para el tratamiento del cáncer y el trabajo de los investigadores españoles propone una nueva teoría sobre la estructura de los extremos de esas estructuras celulares.
“La estructura de los microtúbulos es heterogénea, especialmente en sus extremos, y estos extremos son claves, además, en el funcionamiento de los filamentos, sobre todo como maquinarias no estáticas dentro de las células; por eso nuestro objetivo era conocer cómo son los extremos de esas estructuras bajo diferentes condiciones”, ha explicado Marian Oliva, investigadora del CSIC en el Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas.
“A partir del estudio de diferentes modelos de filamentos, tanto a través de técnicas estructurales de alta y media resolución como con técnicas clásicas de bioquímica, hemos propuesto un modelo mucho más avanzado que los anteriores; nuestro modelo puede explicar cómo proteínas reguladoras reconocen específicamente el extremo y colaboran para que los microtúbulos funcionen correctamente”, ha explicado la científica.
Las conclusiones del estudio sobre los efectos nocivos, ha informado el CISC, aportan además una nueva visión sobre cómo actúan agentes estabilizadores de microtúbulos que se usan en un amplio abanico de tratamientos contra el cáncer de mama, ovario o pulmón, entre otros.
Tras ciclos sucesivos de tratamiento, los pacientes suelen desarrollar una neurotoxicidad periférica, que está íntimamente relacionada con la función del microtúbulo, han observado los investigadores, y han precisado que el «paclitaxel», uno de los medicamentos más usados en el tratamiento del cáncer, y otros estabilizantes amplifican una señal que solo se produce en una región minúscula del extremo del microtúbulo.
Esa señal se extiende a todo el filamento, lo que dificultaría el movimiento de los transportadores que se mueven por estas carreteras moleculares, alterando las conexiones nerviosas, lo que se traduce en molestias u hormigueos en las piernas y las manos de los pacientes, ha detallado la experta del CSIC.
“Ahora nos centraremos en buscar nuevos medicamentos que tengan el mismo efecto estabilizador pero que no afecten a las señales intrínsecas de estos filamentos”, ha añadido la científica.
Según los investigadores, conocer en detalle cómo son los microtúbulos y la relación que existe entre su estructura y las funciones que desempeñan es «clave» para desarrollar nuevos compuestos más eficaces, precisos y seguros en el tratamiento del cáncer.
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