El año es 2003 y José Madero camina harto por los pasillos de uno de los Tribunales Colegiados de Monterrey. Lleva varios folios de hojas bajo el brazo y una actitud que demuestra el tipo de relación que tiene con ese edificio, con esos documentos y con sus elecciones.

“Conocimiento y experiencia”, le han dicho que es el pago por llevar los papeles, una y otra vez, hasta la fotocopiadora con el objetivo de cumplir el ciclo del becario. La verdad, ha terminado aquí por darle la razón a su padre, un retirado contador público y empresario que no ve en la música (y menos en la que hace José en ese momento) una posibilidad de vida, o al menos no la misma que tiene, por ejemplo, un abogado.

Sí, José es abogado y desde hace unos meses trabaja en litigios fiscales aprendiendo de amparos y fiscales que van ganándole terreno a la pasión que en verdad le recorre el cuerpo y que es la misma que provoca que en la fila de las copias la gente comience con el rumor: “ahí viene El Pepe”. Sí, ‘El Pepe’ es reconocido en el Tribunal por ser el cantante de uno de los grupos más reconocidos entre los adolescentes de Monterrey: Panda.

Entre ser abogado y continuar con Panda

‘Happy’ Punk le llaman despectivamente a la música que José hace junto a varios de sus compañeros de pubertad y aunque él aún no conoce la popularidad que tendrá en pocos años, primero a nivel nacional y luego en Latinoamérica, sabe con certeza que está mejor en el escenario que en ese pasillo, en esa fotocopiadora, en esa vida. Y es momento de apostar. “La verdad, sí me arrepentí de estudiar Derecho.

Cuando ejercí era cuando estábamos pensando en dejar morir a Panda, entre 2003 y 2004. Recién me había graduado y de verdad sentía que nos había llegado la hora en la música, que todo se había acabado y debía seguir el consejo de mi padre de ejercer, y así fue; pero, de repente, tras abrirle un concierto a Blink 182 en la Ciudad de México, noté que no era así y que todo estaba a punto de explotar.

Así ocurrió con el disco Para ti con desprecio (2005)”, sentencia José Madero, tras reflexionar sobre el momento de elección más importante de su vida y el que lo tiene aquí, en medio de una pandemia, con un nuevo álbum bajo el brazo esperando a que la normalidad vuelva a los escenarios (“creo que para un músico el regreso de la normalidad es el regreso de los conciertos”, piensa en voz alta).

El día que todo se detuvo

Ha pasado más de un año desde que José Madero vio cómo todos los planes detrás del lanzamiento de Psalmos (2019) comenzaban a quedar en mera anécdota. Cómo los escenarios pactados comenzaban a cerrar, la música quedaba en una extraña pausa en la que la reflexión parecía el único camino antes de volver a escena y la primera pregunta es esa, ¿qué le deja una crisis a un músico que lleva 25 años en escena y que hoy no puede ejercer? “Del disco Psalmos sólo pude hacer cinco shows, llegó la pandemia y se lo llevó.

Era un álbum que para mí tenía mucho futuro y mucho potencial de desarrollar, y todo quedó borrado y comenzó una preocupación en los músicos por la vigencia que nos llevó a sacar temas nuevos durante el confinamiento. Así fui dejando atrás un trabajo que involucró mucho para mí y así sentí cómo yo mismo iba enterrando mi propio disco”.

“SIENTO QUE EL ROCK ESTÁ EN COMA… ANTES TENÍAMOS LA IDEA DE QUE TODO LO SUBVERSIVO SURGÍA DESDE EL ROCK Y AHORA DICEN QUE LO SUBVERSIVO VIENE DEL URBANO, AUNQUE NO ENTIENDO CÓMO”.

El quinto álbum

Han pasado cinco años desde que José decidió tomar el camino del solista y dejar atrás a uno de los grupos más polémicos de los últimos años del rock nacional, y las lecciones aprendidas son claras.

Hoy, Madero ha labrado su camino como un músico independiente que se apoya en disqueras globales gracias a un envidiable hecho para cualquier artista mexicano: la lealtad que provoca entre sus seguidores. Y es este soporte el que le permite convertirse en tendencia digital tras el lanzamiento de un nuevo sencillo o video, que le da la confianza para tomar decisiones como detener el lanzamiento de una nueva producción hasta que las condiciones sean las mejores y así evitar no tener que enterrar un disco más.

“Cuando vi que Psalmos quedaba atrás y lo acepté, comencé a trabajar en nuevos proyectos y ya entrada la pandemia, cuando realmente era una cuarentena y nadie salía, empecé a escribir todas las letras del álbum. Recién empezada la crisis se me ocurrió hacer una canción influenciada por lo que pasaba, que se llama ‘Riesgo de contagio’ y habla de un tipo esquizofrénico que se guarda para no contagiar a sus seres queridos y después se da cuenta que no tiene a nadie cerca. Y esa onda de trastorno mental, la esquizofrenia y diversas enfermedades, me dio la idea de un álbum concepto, alrededor del trastorno mental. En el verano empecé a producirlo y se acabó en noviembre. Ahora estamos a la espera de que podamos hacer conciertos para tener una señal de salida para poder lanzar mi quinto álbum. No quiero sacrificar otro disco por la pandemia, cada material para mí es una parte de mi ser y no quiero tirarla”.

José no ha logrado encontrar en la transmisión de conciertos algo que lo motive a seguir ese camino. Tampoco en el rock, un género que percibe en coma por sus propios errores. En realidad, la reflexión lo ha llevado a mirar cómo otros compañeros de oficio enfrentan la nueva realidad y cómo se adaptan a ella buscando sus propias opciones, ante una nueva industria musical en construcción.

“No digo que no daría un concierto streaming, pero no lo he hecho porque en la primera parte de la pandemia hice la transmisión de un ensayo que fue en vivo por YouTube y Facebook, y se juntaron miles de personas y fue gratis. Se quedó en esas plataformas y básicamente es un concierto en streaming. Entonces, ¿por qué voy a andar cobrando por algo que ya está gratis en mis canales? Ahí entra mi ética sobre cobrar por algo que ya regalé, pero aquí viene lo complejo: perdí el ingreso, así que las dudas siempre están sobre cómo hacerlo, pero siento que estoy en una pausa, como detenido. Ahora, en cuanto al rock, yo siento que está como muerto… el rock es un género de catálogo popular y no digo que por eso no lo hago, yo vengo de ahí y lo escucho de toda mi vida, pero creo que por lo urbano está en coma. Todo el mundo está volteando allá. Antes se decía que el rock era el género subversivo y ahora no sé de qué manera lo subversivo es el urbano. Pero bueno, el rock lo veo como detenido en la nostalgia”.

El nuevo libro

Una sensación, la de esperar, que se repite también en el otro oficio que Madero eligió: el de escribir. Tras publicar un libro de anécdotas musicales como debut, bajo el título Pensándolo bien, pensé mal (2014), José dio el pasó a convertirse en escritor infantil con la publicación del libro de cuentos de terror Pesadillas para cenar (2018), una experiencia positiva que terminó por convertirse en una referencia para un nuevo libro infantil que tiene listo, pero que, al igual que con el disco, esperará hasta que los nuevos tiempos dicten las reglas.

“Mi carrera musical es lo más importante, es por la que estoy aquí, pero tengo ideas que se han convertido en libros aunque odio escribir, pero me encanta ver lo escrito. El proceso es muy cansado y recién escribí uno nuevo, a finales del año pasado, que está en espera de ser publicado. Es otro libro para niños, de terror. Todavía no lo titulo, pero ya lo entregué, así que estoy también ahí en espera. Ese es el estado de ánimo, el de la espera”.

Un último cambio de ropa y la historia de José ya comienza a llegar a su final. Los pasillos de los tribunales parecen muy lejanos hoy, a sus 40 años, y también lo parecen los días en los que era aquel adolescente de Panda. Y la misma pregunta de siempre regresa una vez más: ¿Volverán?, ¿los escucha alguna vez? “Hace mucho que no escucho a Panda. Ahorita hay mucha música que escuchar, como para hacerlo con la mía. Yo puedo hablar libremente del grupo, de mi pasado y hacerlo cómodamente, pero tengo un proyecto actual y pienso que por qué hablar de lo ya sucedido, eso vive en el corazón de la gente y también en el mío. No necesito sacarlo. Sin Panda no estaría frente a ti y eso me queda claro”.

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