Las vacunas han sido uno de los temas más recurrentes en las conversaciones recientes. Algo que no habíamos visto antes, pero que tiene mucho sentido. Y es que, aunque probablemente a muchos no nos llamaba la atención el tema, con la pandemia ocasionada por el coronavirus, todos sentimos mucho más interés por ellas.

En pocas palabras, varios depositamos nuestra esperanza en recuperar un poco la vida que teníamos antes en los efectos positivos de la vacunación. Y aunque las vacunas son algo que forma parte de nuestras vidas desde que somos bebés, es probable que una vez que nos convertimos en adultos, ignoremos bastante el tema.

Ya que son pocas las ocasiones en que tenemos que volver a vacunarnos con el paso de los años. Pero la pandemia nos hizo cambiar de perspectiva. Actualmente, la mayoría de las personas esperan con ansias su turno para recibir esta vacuna y poder protegerse de los efectos letales del coronavirus, tanto que varios han optado por viajar al extranjero para vacunarse.

Sin embargo, en un contexto en el que muchos estamos en espera de nuestro turno para ser vacunados, pocos conocen el origen y la historia de este tipo de soluciones para las enfermedades graves. Si estás esperando tu turno o ya te vacunaste, pero quieres saber más, aquí te contamos sobre el interesante origen de las vacunas.

La historia de las vacunas

Muchas personas atribuyen el origen de las vacunas al médico Edward Jenner. Él es conocido en el mundo de la ciencia como el padre de la inmunología, la rama de la biología que se ocupa del estudio de todos los mecanismos fisiológicos de defensa de la integridad biológica del organismo. Es decir, la disciplina que nos ha salvado de contraer una larga lista de enfermedades que han azotado a la humanidad a lo largo de los años.

Edward Jenner ha sido fundamental para salvar miles de millones de vidas en la historia de la humanidad. Sin embargo, el origen de las vacunas se remonta a unos años antes.

Antes de que Edward Jenner entrara al mundo de la ciencia y de la inmunización, una mujer aristócrata, viajera y escritora británica de nombre Lady Mary Wortley Montagu escribió que conoció un método basado en hacer incisiones en la piel a una persona que nunca hubiera contraído la enfermedad y aplicarle el líquido de una pústula de viruela de otra persona levemente enferma, para así poder proteger a la primera de contraer la misma enfermedad. Es decir, el funcionamiento actual de la mayoría de las vacunas.

Por eso, cuando regresó de un viaje, Lady Mary Wortley Montagu pidió a un cirujano escocés llamado Charles Maitland que tratara a su propia hija con este método. Una pequeña de dos años que sirvió como experimento para probar la veracidad del método, esperando el mejor resultado, ya que la viruela mató a casi 300 millones de personas en el siglo XX.

Pero después de ese atrevido experimento, la participación de Edward Jenner se volvió fundamental. Él fue quien conoció la historia sobre la idea de Lady Mary Wortley Montagu y quiso retomarla para hacer pruebas.

El doctor decidió observar unas pústulas que encontró en las manos de las personas que ordeñaban vacas, pues en muchas ocasiones, estas las contagiaban de viruela bovina. Al hacerlo, se dio cuenta de que en muchos casos, las personas que ordeñaban vacas y contraían la viruela bovina, obtenían una especie de inmunidad ante la viruela humana o viruela común.

Así fue como Edward Jenner comenzó con la idea de inocular a personas sanas con viruela de vacas para dotarlas de inmunidad ante la viruela común, que estaba atacando a millones de humanos y cuyo fin no se veía cerca. Muy parecido a lo que vivimos actualmente con el coronavirus, pues los expertos no entendían la manera ideal de parar la propagación y reducir la letalidad de la enfermedad.

El primer voluntario para probar esta nueva forma de inmunización fue un niño de ocho años llamado James Phipps. En su experiencia, los primeros días sí mostró algunos efectos secundarios asociados con la viruela, como pesadez en el brazo y fiebre, pero a los pocos días estos síntomas desaparecieron.

Luego, cuando el doctor Edward Jenner expuso al niño al virus de la viruela, se dio cuenta de que el pequeño no mostró ningún efecto que pudiera probar que se había contagiado o que había tenido efectos dañinos por el virus en su cuerpo. Es así que comenzó la aprobación de las vacunas en la historia del mundo, y ahora se ha convertido en un tema hasta de turismo. ¿Quién lo diría?

 

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