Así como la frase “la mejor hallaca la hace mi mamá”, para los venezolanos el ‘ponche de crema’ también cae bajo el eclipse de ser el mejor del mundo e incluso original de este país.
Esta supuesta originalidad se ha afianzado gracias al poder de las redes sociales y a la ya cuantiosa la cantidad de venezolanos que han emigrado y que en una reafirmación de su identidad, a través de los productos que consideran le son propios y únicos insisten desde distintos sitios el ‘ponche de crema’ es una bebida originaria de Venezuela. No obstante, he de desmentir tal afirmación, pues lo que realmente es original, propio o autóctono del país es la marca Ponche de crema de Don Eliodoro González P. patentada en 1904.
Hasta donde he podido rastrear en fuentes bibliohemerográficas, el predecesor del ‘ponche de huevo’ fue el Posset, una bebida medieval realizada con leche caliente, especies y alcohol a la que en el siglo XIII los monjes le agregaron huevos e higos y su uso era medicinal. El origen del ponche, como bebida y no como medicina, es inglés y data del siglo XIV y cruzó el atlántico alrededor del siglo XVI y es en Norteamérica en donde se popularizó como Eggnog. De hecho, en la historia norteamericana existe el registro de disturbios, conocidos como Eggnog Riot, que se suscitaron en 1826 en la academia militar de West Point ante la prohibición de que los cadetes consumieran Eggnog.
De acuerdo con los archivos de la cocina de Mount Vernon, George Washington solía servir una bebida realizada con huevos, leche y alcohol y su receta era la siguiente: ¼ de galón de crema de leche, ¼ de galón de leche, 1 docena de cucharadas de azúcar, 1 pinta de brandy, 1 pinta de whisky, ½ pinta de ron, ¼ de pinta de sherry (cerezas). En esta receta Washington no indica la cantidad de huevos, pero muchos historiadores y cocineros presumen, por la cantidad del resto de los ingredientes que debió ser 1 docena de huevos.
La referencia norteamericana que les remito nos muestra que el ponche de crema es anterior al nacimiento del mismo Don Eliodoro e incluso se consumía en México (Rompope), Puerto Rico (Coquito-con leche de coco) y Cuba, obviamente, con variaciones en las cantidades e incluso en el tipo de alcohol que se empleaba, pero siempre con huevos, leche y alcohol.
En el caso específico de Cuba, por ejemplo, puedo referir la existencia del ponche de huevo en el siglo XIX a partir del testimonio de Esteban Montejo en Biografía de un cimarrón (1966) de Miguel Barnet. En ella Montejo -quien nació en 1860 y murió en 1973- contando eventos pertenecientes al siglo XIX menciona un ponche que preparaban los negros para consumir en las festividades con los mismos ingredientes del ‘ponche de huevo’ inglés:
“Cada vez que un africano hacía algo, lo hacía bien. Traía la receta de su tierra, del África. (…) El ponche lo vendían igual en la calle que en la bodega. Más bien en la calle, los días de fiesta. Aquel ponche no se podía olvidar. No tenía naranja ni ron ni nada de eso. Era a base de yemas de huevo puras, azúcar y aguardiente. Con eso bastaba. Se hacía metiendo todos los ingredientes en un depósito de barro o en una lata grande batiéndolos con una maza de madera en forma de pina, a la que se daba vueltas con las manos. Se removía bien y se tomaba. No se le podía echar claras, porque se cortaba. A medio vendían el vaso. ¡Baratísimo! En los bautizos era muy común el ponche. Entre los africanos no faltaba nunca. Lo tomaban para alegrarse aunque la verdad es que los bautizos antiguamente eran alegres de por sí, se convertían en una fiesta.”
Las palabras de Esteban Montejo evidencian, tal como lo he afirmado, la existencia del ponche de huevo anterior a la formalización del ponche de crema de Eliodoro González P.; es más, si se rastrea la existencia del ponche en Venezuela –antes de ser conocido como ‘ponche de crema’- puedo puntualizar una mención que hace F. de Sales Pérez en El Cojo Ilustrado de marzo de 1892, pero en el que recuerda que en 1848 sólo existía la cantina “Boliviana” y en ella se tomaba “chocolate, tostadas de pan con queso y ponche de leche; algunos muy avanzados, que habían estado en Santomas, tomaban cerveza ó cidra”. El ponche destaca como bebida no alcohólica, pues el autor considera como bebidas alcohólicas la cerveza y la cidra (sidra). Es válido destacar en este punto que en Venezuela el énfasis está puesto en la leche y no en los huevos, de ahí que Don Eliodoro González P. nombre su ponche como ‘ponche de crema’, lo que me permite inferir que en su preparación original se empleaba crema de leche, tal como lo hacía George Washington.
Ante lo expuesto no queda más que seguir atando cabos sueltos y asumir que el ‘ponche de huevo’ o ‘ponche de leche’ era preparado de forma casera en Venezuela y que Don Eliodoro antes de crear su ‘ponche de crema’ no sólo lo había probado sino que es muy posible que conocía el ponche de otras latitudes.
El ponche de crema venezolano de Don Eliodoro nació en 1900 y fue patentado el 17 de marzo de 1904 y su mayor atractivo era que no requería refrigeración y podía abrirse y volver a guardarse sin temor a que se dañara. No obstante, aun cuando esta era una característica importante del ponche, fue la consigna que expresaba su etiqueta la que instauró en el imaginario colectivo la noción de que era una bebida original e inimitable. Reza en su etiqueta desde entonces la expresión «El ponche de crema. Único de Eliodoro González P.” Si bien el mensaje puede parecer a simple vista ingenuo y que solo pretendía destacar la autoría de una bebida que competía con las preparaciones caseras, el hecho de que el mensaje de dicha etiqueta exaltara como cualidad que era una bebida ‘única’ estimulaba en el imaginación de la gente un sentido de exclusividad y distinción muy particular que además se vio respaldado por la inteligente estrategia de Don Eliodoro de invertir en publicidad, pues colocó anuncios, ininterrumpidamente, en cada número de El Cojo Ilustrado (la revista más importante y leída en Venezuela y otras latitudes) desde 1905 hasta 1915 -año en el que la revista dejó de circular.
La publicidad del siglo XIX y mediados del XX utilizaba, como sugestión para la compra y consumo de los productos, la exaltación de las cualidades de los mismos y se respaldaba en recomendaciones de grandes personalidades de distintos ámbitos, incluso médicos, y esto estableció dos verdades: El ponche de crema era ‘nutritivo’ porque se alegaba que contenía “huevos, leche y un poco de alcohol” y que además era “único” y original de Don Eliodoro. Esto último es lo que nos permite comprender por qué muchos venezolanos izan como bandera la “originalidad”, e incluso la supremacía en sabor del Ponche de crema sin saber cuán errados están y de cómo la publicidad se les anidó como verdad.
Autora: Carmen Z. Rodríguez
IG: @soylaprofebohemia
Fb: Carmen Rodríguez Bohemia-Té
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