El auge de las aplicaciones de inteligencia artificial generativa (IA) ha intensificado los riesgos de publicar fotos de niños en internet, elevando las preocupaciones sobre la privacidad a un nuevo nivel.

Un artículo de Brian X. Chen, columnista principal de tecnología de consumo del New York Times, profundiza en las amenazas que enfrentan los padres al compartir imágenes de sus hijos en línea, una práctica conocida como sharenting.

El principal riesgo, según el análisis, proviene de las llamadas “aplicaciones nudificadoras”. Estas herramientas de IA, fáciles de usar y a menudo gratuitas, pueden generar de manera automática desnudos falsos con la cara de cualquier persona a partir de una foto.

Aunque la Ley Take It Down tipifica como delito federal la publicación de ultrafalsos sin consentimiento, la legislación no prohíbe que las empresas ofrezcan las aplicaciones en sí, muchas de las cuales operan desde el extranjero y generan millones de dólares al año.

Alexios Mantzarlis, fundador de la publicación tecnológica Indicator, que investigó 85 sitios web de este tipo, advierte: “Cualquier niño con acceso a internet puede ser tanto víctima como autor”. Los profesores y administradores escolares también reportan que la generación de desnudos falsos es un problema constante en las escuelas.

El artículo de Chen también destaca otros peligros:

  • Robo de identidad: Publicar fotos de cumpleaños puede revelar la fecha de nacimiento de un niño, información que los ciberdelincuentes pueden usar, combinada con otros datos, para cometer robos de identidad. La Comisión Federal de Comercio reportó que este delito contra menores aumentó un 40 por ciento entre 2021 y 2024, afectando a cerca de 1,1 millones de niños anualmente.
  • Cuentas privadas no son una solución perfecta: Sarah Gardner, de Heat Initiative, señala que incluso con cuentas de acceso restringido, un seguidor cercano con intenciones maliciosas podría tomar las fotos y usarlas. Un caso de hace una década en Utah demostró cómo fotos compartidas solo con amigos en Facebook terminaron en sitios web de pornografía.

El autor concluye que, si bien la decisión de publicar fotos es personal, los padres deben ser conscientes de estos riesgos. El verdadero beneficio de la sobreexposición en redes sociales recae en las propias empresas tecnológicas, que recopilan datos para optimizar sus productos y mantener a los usuarios, incluidos los niños, conectados el mayor tiempo posible. Como alternativa, se sugiere compartir fotos a través de mensajes de texto encriptados o álbumes de fotos digitales con grupos reducidos.

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