Fotografía de archivo de plásticos empaquetados para ser reciclados. EFE/ Raúl Martínez

El reconocimiento del rol estratégico de los recicladores de base constituye el foco de los esfuerzos de las organizaciones no gubernamentales que participan en Ginebra de las arduas negociaciones para lograr un tratado internacional vinculante que ponga fin a la contaminación por plásticos.

Convocada por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la sesión del Comité Intergubernamental de Negociación (INC-5.2) del Tratado Global sobre Plásticos busca llegar este jueves a un acuerdo en torno al texto definitivo del pacto, respecto del cual aún existen numerosos puntos en discusión y fuertes resistencias, sobre todo por parte de países productores de plásticos y de petróleo.

En este foro, cientos de organizaciones de la sociedad civil, líderes de recicladores de base y coaliciones empresariales comprometidas con una economía circular inclusiva aúnan esfuerzos para lograr que los 184 países que participan de la negociación sellen un tratado que sea vinculante, justo y ambicioso en los compromisos a adoptar.

Un trabajo fundamental

Uno de sus principales objetivos es que el tratado, que se negocia desde 2022, reconozca el papel estratégico de los recicladores en la gestión y mitigación de la contaminación por plásticos, así como el rol de los pueblos indígenas y de las comunidades más afectadas por la polución.

«Es fundamental que el artículo de transición justa sea priorizado y que tenga en cuenta principalmente a los recicladores de base», señaló a EFE la coordinadora para el Programa de Economía Circular Inclusiva de la Fundación Avina en Brasil, Paula Pariz.

En torno al 60 % de los plásticos que se recuperan es gracias al trabajo de los cerca de 40 millones de recicladores de bases que hay en el mundo.

Pariz, quien participa de las deliberaciones que se desarrollan en Ginebra desde el 5 de agosto, resaltó que «desde hace más de cuatro generaciones, los recicladores de base trabajan, sobre todo en el Sur global, en la última frontera para poner fin a la contaminación, recuperando plásticos y poniéndolos de nuevo en el ciclo de producción».

«Nunca fueron reconocidos y ahora es el momento de hacerlo», aseveró.

Las organizaciones abogan por la inclusión de los recicladores en el preámbulo del tratado y en el artículo sobre transición justa. También para que sean mencionados en los artículos de gestión de residuos y de financiación.

«Hablamos de la necesidad de dignificar, reconocer y visibilizar, pero, sobre todo, de mejorar las condiciones de los recicladores de base en el mundo. Hacemos escuchar nuestra voz con la esperanza de que este tratado sea ambicioso, vinculante y que detenga la contaminación», dijo a EFE la portavoz de la Alianza Internacional de Recicladores, Soledad Mella.

Economía circular y responsabilidades

El grado de ambición del tratado aún no está garantizado, y todavía persisten las discusiones sobre si las metas a trazar deben ser vinculantes o meros compromisos voluntarios.

Mientras tanto, prosigue el debate entre los países sobre los límites a la producción de plásticos, las mejoras en la gestión de residuos y la financiación necesaria para atender a la crisis ambiental.

«El tratado, para que tenga efecto, debe ser ambicioso y tener en cuenta no sólo los aspectos económicos, sino también el impacto social y ambiental de la crisis por los plásticos», indicó a EFE la investigadora a cargo de la Unidad de Ciencias de Datos sobre Reciclaje de Fundación Avina, Romina Malagamba.

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